Castilla y León

La economía con nombre y apellido pide paso

Se está escribiendo un tiempo nuevo. La economía real, la pegada al territorio, la que tiene nombres y apellidos, pide paso. La creación de la primera sociedad de inversores privada que quiere trasladar el ahorro al tejido productivo sin intermediación bancaria promete ser todo un revulsivo en el paralizado panorama crediticio español, convertido en un muro infranqueable en el que se han estrellado miles de pymes de nuestro país. No sólo eso, también puede ser un punto y aparte en una crisis que para muchos ha sido fundamentalmente de "valores".

La Asociación Empresa Familiar de Castilla y León presentó la pasada semana Alentia Alternativa, una forma inédita hasta ahora en España para que el ahorro deje de ser el seguro de vida de las entidades financieras y vuelva a ser motor de la economía.

En medio de preferentes y corralitos a la chipriota, qué mejor refugio para los ahorros que las empresas de toda la vida, que han demostrado su solvencia, su seriedad y su rigor. Y qué mejor finalidad para nuestro dinero que la creación de empleo, en vez de las simples plusvalías. Quienes promueven la iniciativa son empresas familiares, con voluntad de continuidad, compañías con alma que se han convertido en muchos casos en el sostén de comarcas enteras. Son los González Serna, los José Antolín, los Ginés Clemente, cabezas visibles de una larga lista de empresarios en el que la reinversión del beneficio ha sido el "sancta sanctorum" de su trayectoria. No son hedge fund, son, como decía el presidente de EFCYL, Gerardo Gutiérrez, "el empresario de la esquina".

Es la hora de confiar en los nuestros. En aquellos que han demostrado su compromiso con el empleo y con el territorio, más allá de la especulación, del pelotazo y del enriquecimiento rápido. Y también es el tiempo de que la sociedad civil marque el paso, defina el modelo económico que debe dar forma al futuro que quiere en vez de dejarse llevar por los que se han demostrado incapaces de sacarnos del atolladero en el que nos han metido.

RAFAEL DANIEL

Delegado de elEconomista en Castilla y León

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