Valladolid
La economía de Castilla y León no esquivó el crecimiento negativo en el comienzo del año, pero con aspectos esperanzadores que permiten anticipar el fin de la recesión: la caída del PIB, del 1,1%, fue mucho menor que en los cuatros trimestres anteriores y creció la inversión por primera vez, mientra la industria encadenó su segunda subida.
Para el consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo, estos datos, junto a la recuperación de la actividad por el fin del estado de alarma y la comparativa con el que fue el peor momento de la economía, permiten "atisbar" que "probablemente" el segundo trimestre registrará un "crecimiento muy intenso", aunque la crisis económica no concluirá y habrá que esperar hasta 2023 para recuperar lo perdido, el 7,9% durante el pasado año.
Carriedo ha dado cuenta de los datos de Contabilidad Regional de enero a marzo, periodo que se saldó con una caída del PIB del 1,1%, la menor desde la aparición del coronavirus. El consejero ha destacado especialmente el incremento de la formación bruta de capital (inversión), un 1,5%, por primera vez desde que comenzó la recesión, lo que es síntoma del "cambio de tendencia", y una nueva subida de la industtria, del 4,1%.
En términos de empleo, medido en puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, los datos reflejan una subida en el primer trimestre del 0,2%, con 1.500 empleos, un incremento insuficiente atendiendo a los 50.000 perdido en 2020.
El consejero se ha mostrado confiado en la recuperación del sector de la automoción, afectado por la caída de la demanda internacional y los problemas de producción por la ruptura de la cadena de abastecimiento por la falta de semiconductores. No obstante ha alertado de "aspectos estructurales preocupantes" por las decisiones del Gobierno respecto al diesel o el peaje de las autovías "que crean desconfianza".
Respecto a la construcción, que ha registrado en el trimeste, una caída interanual del 6,5%, ha destacado dos aspectos positivos: la recuperación de los procedimientos de licitación y la llegada de los fondos europeos vinculados a la rehabilitación de viviendas.
No obstante, ha reconocido que el endeudamiento de las administraciones públicas y el aumento del gasto en servicios públicos puede lastrar el ritmo de la obra pública.