
Cambio en la gobernanza de Alantra. La compañía dio un vuelco ayer a su consejo de administración con la creación de la figura de consejero delegado, que pasará a convivir con la de su presidente ejecutivo, Santiago Eguidazu, quien se mantiene en el puesto. El nuevo cargo creado lo ocupará Íñigo de Cáceres, que fue nombrado consejero ejecutivo por cooptación y con efectos a partir de 1 de enero del próximo año, según destaca Alantra en un comunicado remitido ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
La decisión conlleva también que Santiago Bergareche, hasta ahora vicepresidente, renuncie a sus cargos como consejero "otro externo" y vicepresidente del Consejo de Administración de la Sociedad. En su sustitución, el consejo ha acordado designar a la consejera Silvia Reina Pardo como vicepresidenta del consejo de administración con efectos.
Alantra obtuvo un beneficio neto atribuido de 3,3 millones de euros en los nueve primeros meses del año, lo que supone un descenso del 24,4% respecto a las ganancias de 4,4 millones de euros registradas en el mismo periodo del año anterior.
Resultados
Los ingresos netos del grupo hasta septiembre se redujeron un 10,5%, hasta los 109,5 millones de euros. Por líneas de negocio, la facturación por asesoramiento financiero cayó un 15,1%, hasta los 84,4 millones, en un entorno de mercado "aún adverso". En este sentido, la compañía señala que la recuperación todavía no se ha producido en el mercado de media capitalización, donde el valor de las operaciones anunciadas habrían disminuido un 10%.
En gestión de activos, los ingresos fueron de 23,4 millones de euros, un 6,4% más, impulsados por el incremento de las comisiones de gestión, reflejando la apuesta del grupo en 'fundraising' en varias estrategias, y a pesar del entorno "complicado".
Además, destaca que logró un crecimiento neto de 262 millones de euros en los activos bajo gestión fee-earning y una fuerte actividad inversora, con 266 millones de euros invertidos en el conjunto de nuestras actividades consolidadas. Los gastos de explotación disminuyeron un 3,9%.