Ya es oficial, faltan escasos trámites para que el Chelsea FC deje de ser propiedad de Abramovich y pase ser de Todd Boehly. La Premier League aprobó la operación por más de 5.330 millones de dólares y hoy el Gobierno británico ha confirmado que también da luz verde a la operación, por lo que la sucesión en la cúpula del equipo londinense ya es un hecho.
"La pasada noche, el Gobierno del Reino Unido llegó a un acuerdo en el que poder expedir una licencia que permita la venta del Chelsea", afirmó un portavoz del Gobierno en un comunicado. Gracias a este comunicado por fin el club abandona el extraño limbo legal en el que llevaba meses atrapado y ya encara su reestructuración con la entrada en una nueva ventana de fichajes.
Roman Abramovich fue obligado a vender el club por las sanciones derivadas de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. El magnate puso el club a la venta al Chelsea tras 19 años bajo su propiedad. Abramovich se hizo con él por 160 millones de euros en 2003 siendo un club menor y lo abandona habiendo ganado dos Champions League y cinco títulos de la Premier League.
Muchos fueron los candidatos que se presentaron para comprar el club, pero finalmente ha sido el consorcio liderado por el dueño de los Ángeles Dodger el que se ha llevado el gato al agua e incrementa así su imperio deportivo con un club en la élite del viejo continente. La operación se cerró en 4.250 millones de libras el pasado 7 de mayo y ahora finalmente ya tiene la luz verde definitiva para convertirse en una realidad..
En estos meses de indecisión el Chelsea ha estado en bancarrota técnica y sin capacidad de tomar ninguna decisión financiera. Solo se han mantenido en funcionamiento porque se encontraba bajo una licencia de operación especial que vence el 31 de mayo. En ese sentido el club se encuentra con numerosas operaciones paralizadas y con la marcha de muchos de sus jugadores tras meses de inactividad en los despachos.
Se espera que el Ejecutivo de Boris Johnson garantice que las ganancias de la venta beneficien a las víctimas de la guerra, tal y como se comprometió Abramovich en el comunicado inicial en el que anunciaba la venta. En el mismo afirmaba que donaría las plusvalías por esta operación para las víctimas del conflicto de Ucrania que todavía sigue activo y donde los magnates rusos se han convertido en un blanco de la Unión Europea en su objetivo de golpear al Kremlin.