Canarias

150 años de empresas constructoras en Canarias

  • Las viviendas de aquella época, por llamarlas de alguna forma, tenían limitaciones objetivas como falta de espacio y de luminosidad, humedad y eran generadoras de epidemias
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Las epidemias en Canarias generó el impulso del negocio de la construcción tanto de casas como de obras civiles con los ingresos derivados de las exportaciones y el desarrollo de los puertos francos desde 1852. Eran empresas de capital local que iban tirando de forma minorista. Pero entró el sector público insular creyendo que con su fuerza financiera y control de permisos iba a poder generar un entorno favorable para el desarrollo de un parque de casas sociales que evitasen problemas sanitarios. Fue un fracaso total. 150 años después el sector de la construcción de Canarias afronta una nueva pandemia siendo un motor clave de la economía de las islas con 50.000 empleos directos y más de 5.000 empresas dedicadas a este negocio aunque siguen existiendo operadores públicos. Las patronales de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife han recordado este otoño que el sector privado será clave en el reseteo del mercado interior por las inversiones públicas procedentes de la UE para la transformación de la economía canaria en un ámbito basado en la sostenibilidad y digitalización de servicios.

Hace 150 años comenzó a funcionar la primera entidad mercantil que se dedicaría a la construción en Canarias. La desarrolló Francisco Figueredo en Santa Cruz de Tenerife "para construir habitaciones cómodas y bien ventiladas y que, cedidas al alquiler por precios módicos, puedan aliviar los males que la escasez de recursos ocasiona a la masa general de habitantes de nuestra querida Santa Cruz", señalaba la prensa insular de aquella época dado que la "masa general de habitantes de Santa Cruz tenía pocos recursos". La empresa contaba con la protección del ayuntamiento. Ni que decir cabe que el esfuerzo de Figueredo fue terrible porque no había fábricas de nada vinculado a este sector y "porque no hay en nuestro país muchas obras públicas, en que poder utilizar el trabajo de nuestros jornaleros, proporcionándole el más eficaz recurso, que es la ocupación continua y bien remunerada para que cubran sus necesidades".

Eran empresas de capital semipúblico copiando el modelo británico de aquella época. Las primeras constructoras surgen además de las dos capitales canarias en Telde, La Orotava, Santa Cruz de La Palma y Tegueste aunque en estas zonas no llegaron a construir una sola casa salvo en Telde, con tres casas mientras que particulares estaban a piñón fijo con cincuenta casas. A juicio del profesor Alberto Sánchez de Enciso, de la Universidad de La Laguna (ULL) en Las Palmas capital las autoridades locales frenaron operaciones con "una actitud de reticencia, desidia y distanciamiento" aunque llegó a desarrollar algunos proyectos aunque el negocio siguió su rumbo "sólo donde había puertos con una actividad comercial relativamente consolidada" porque "las constructoras pasaron del mundo de los proyectos al mundo de las realidades fácticas", es decir, que las empresas "tenían un significado económico fundamentalmente inferido, un significado que derivaba de otras realidades previas".

Antes que el sector privado entrara en este mercado existió una promotora pública pero no lograba generar carga de trabajo por la ausencia de capital privado que le vendiera materiales. No había dinero por la crisis de las exportaciones de vino. Las viviendas de aquella época, por llamarlas de alguna forma, tenían limitaciones objetivas como falta de espacio y de luminosidad, humedad y los peligros epidemias propios de muchas de las casas habitadas sin base técnica. El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife sostenía que la construcción era fundamental porque "en las habitaciones accesorias y en las cuevas, no solamente la falta de espacio es perjudicial para los que las habitan, sino que la humedad, la carencia de ventilación, la atmósfera siempre densa, impregnada siempre de fétidas emanaciones, siempre dañina, son origen y elemento propagador de muchas de las enfermedades y epidemias", subraya Sánchez de Enciso en un estudio sobre el mercado inmobiliario de finales de 1800 en Canarias.

El archipiélago en aquella época tenía un parque de viviendas insalubres generador de epidemias. Así, Santa Cruz de Tenerife creó la llamada Sociedad de Edificios Urbanos bajo el mando de Manuel Suárez para crear VPO y evitar el "único recurso de los infelices" que "no tienen donde guarecerse en los huecos de los riscos". Ya entonces se apuntaba que con las constructoras se frenaba la emigración. La ordenación del negocio de la construcción en Tenerife se trasladó a Gran Canaria. En una de las memorias anuales de aquella época se señala que en Las Palmas capital "el proletario halla en la sociedad un poderoso auxilio de la vida que el trabajo le ofrece para atender a sus necesidades apremiantes y sobrellevarla con tranquilidad en la parte pecuniaria que le afecta".

En Gran Canaria el número de viviendas era muy bajo frente a Tenerife donde se construyó seis casas en 1870 frente a las 200 casas de 1894. En Las Palmas el sector arrancó bien pero la clase política se puso a marrullear y a jugar con el suelo a fin controlar el mercado. Con esas limitaciones, hubo una expansión de calles y aperturas de barrios con la redacción de planes urbanos. Hubo choques cuando se decidió tirar la parroquia de San Bernardo para poder hacer una extensión viaria que llegase a la carretera del centro de la isla. La empresa constructora de Las Palmas duró diez años por injerencias municipales. La sociedad gestora de suelo de la capital de Tenerife duró más al tener en su capital a concejales de la corporación y a un integrante del clero. Esa constructora es la que desarrolla los primeros trabajos de prolongación de las calles de San José y Cano así como la apertura de Triana. Se permutó el solar de la iglesia de San Bernardo para la prolongación de calle de San Francisco. Pero después devolvió la operación al Estado para que hiciera el proyecto.

En otras islas como La Palma el constructor Benjamín Delgado hizo las obras de canalización del Barranco de Las Nieves a partir de 1868 y ejecutó la construcción de caminos vecinales. La construcción en Tenerife no tuvo tanto rechazo como en Las Palmas. "Las diferencias entre la viabilidad y la inviabilidad de unas y otras constructoras no se explicaban básicamente, sin embargo, por el tamaño o cantidad de obstáculos, sino por la situación económica general que las circunscriben".

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