
La Fundación de Español Urgente (Fundeu) apunta que LasKellys el nombre de la asociación formada a partir de la expresión 'las que limpian', que se escribe con mayúscula (también el artículo) y en redonda: 'Las Kellys'.
Pero, cuando se usa como nombre común, debe escribirse con minúscula y en cursiva, puesto que su grafía no se adapta a las normas del español: 'las kellys'. ¿Y qué ocurre? Que ese movimiento surgió en Canarias y se ha extendido a otros colectivos del sector servicios. La copropietaria de la marca es ahora cargo público de Podemos y quiere que cese su uso salvo las entidades amigas autorizadas.
En este sector, altamente feminizado y "tan precarizado", predomina la variedad de contratos y la contratación fija es "menor", según denuncian, que ha precisado que la mayoría de 'las kellys' están externalizadas y, por este motivo, no se pueden beneficiar de las medidas aprobadas por el Gobierno para paliar el impacto económico del coronavirus.
La fundadora del colectivo Myriam Barros recibió el mandato de las promotoras del movimiento sindical contra la precarización en el mercado laboral del turismo de registrar la marca en 2016 del colectivo a su nombre y ha instado que deje de usarse. La marca sindical Las Kellys fue registrada junto Ángela Muñoz (actual presidenta) y Barros ante la Oficina de Patentes y Marcas y autorizada en 2017, "por tanto, son titulares registrales en exclusiva de su derecho de uso, estando prohibido que terceros utilicen esta marca", se señala en una misiva enviada a un colectivo que usa dicha denominación. Por tanto, los colectivos de camareras de piso que usen esta marca sin previa autorización, pueden ser objeto de denuncia y de reclamación de "acción indemnizatoria de daños y perjuicios".
Igualar las condiciones laborales
Los esfuerzos de LasKellys generó un acuerdo en las Cortes que evita la "cesión ilegal" de trabajadores a través de subcontratas, una de las principales demandas del colectivo. Es la reforma del artículo 42.1 del Estatuto de los Trabajadores. Un mes después del inicio de las gestiones ante la OEPM, con la presión sindical de las camareras de piso se reactivó una proposición de ley del grupo parlamentario del PSOE que fue aprobada en pleno en diciembre de 2016 y que insta a modificar el Estatuto de los Trabajadores para igualar las condiciones laborales y salariales de los trabajadores subcontratados con los que hacen el mismo trabajo y son contratados por la empresa principal.
Esta iniciativa, que recibió cerca de 30 enmiendas parciales inicia su debate en ponencia mañana después de que varias asociaciones de camareras de piso, las denominadas "kellys", se reuniesen con el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en La Moncloa, para pedirle un cambio en la ley que les proteja frente al abuso de las externalizaciones. Rajoy se comprometió a estudiar que se prohibiera la externalización de una actividad que es principal en una empresa, como es el caso de las limpiadoras de hotel y el grupo parlamentario del PP se ha mostrado dispuesto a negociar esta iniciativa legislativa que han presentado los socialistas.
Una de las líderes en Fuerteventura es Amparo Pacheco desde 2016. Sostiene que la asociación se registró sin CIF y "una compañera de Barcelona inició el registro de la marca y del logo, pero quien terminó de registrarlo fue Myriam Barros" como representante del colectivo y, por tanto, la marca no le pertenecería. Después del registro se le instaría a su entrega a la asociación nacional pero "se negó, dijo que era su marca y que hacía con ella lo que le daba la gana".
Desde entonces la lucha de Las Kellys se ha vuelto un calvario con la petición de cierres de perfiles en redes sociales. Miriam Barros lamenta esta situación pero apunta que precisamente lo hace para defender el espíritu por el que surgió este colectivo. Las camareras de piso deben buscarse otro nombre.