Canarias

Cuando Inglaterra pretendía monopolizar el vino de Canarias

  • A partir de 1650 los mercaderes británicos aumentan sus inversiones en Canarias
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Los afamados vinos de Canarias tienen su historia. La bodega más antigua de Canarias y entre las diez más antiguas de España se encuentra El Grifo de Lanzarote, que se produce desde 1771 hasta el punto que este 2020 El Grifo Rosado de Lágrima ha sido premiado en el XVIII Concurso Internacional de Vinos que se celebró en la primera quincena de marzo en Madrid entre 1.578 vinos blancos, rosados, tintos y espumosos, entre otras variedades presentados. Los exportadores de vino de Canarias siempre han viviendo entre las exportaciones y, cuando llegó el turismo, el mercado interior. Pero esto último es muy reciente, de apenas 50 años en su concepto moderno que todos conocemos. En 1666 la lucha por el liderazgo europeo de las exportaciones generó un derrame vino en las calles de Garachico para sabotear el intento de monopolio de las exportaciones por inversores del Reino Unido. Viera y Clavijo lo detalla de esta forma "una de las inundaciones más extrañas que se puedan leer en los anales del mundo".

Los productores canarios luchaban por mantener sus intereses entre abastecer a las Indias y el mercado portugués. Pero los inversores británicos realizaban compras masivas de producción. Diez años antes un pirata inglés, Robert Blake, atacó Santa Cruz de Tenerife en un intento de controlar las exportaciones canarias aunque se llevó de reintegro la muerte por escorbuto ese mismo año. Muerto Blake en 1657, los exportadores canarios llegaron a un acuerdo con empresarios sevillanos para que la producción fuese a la Península. De 700 toneladas a 1.000 anuales, según Pérez Marallana en su estudio 'el Consulado de Sevilla y el contrabando canario con América en la segunda mitad del siglo XVII'. No hay que olvidar que Blake liquidó la flota del marino Diego Egues y se hizo con 25 millones de pesos que transportaba en cinco buques.

Los vinos malvasías de Canarias eran en cierto modo sobrevalorados por su producción intensa y los cosecheros canarios apenas comercializaban en el mercado interior por la ausencia de gasto privado. Canarias accedía a divisas precisamente por las exportaciones y, con ese dinero, se compraba en la Península productos para el consumo interno. El incremento de precios del vino se disparó a partir de 1648. Y eso que desde 1635 se generó un descenso de producción.

A partir de 1650 los mercaderes británicos aumentan sus inversiones en Canarias, En 1666 el economista Josiah Child expresaba su malestar con la producción canaria y escribía: "entiendo que el comercio con los vinos canarios es el más pernicioso para el comercio de Inglaterra, porque aquellas Islas consumen una muy pequeña parte de nuestras manufacturas, pescados y otros productos ingleses. La mayor parte de los vinos que traemos se compran al contado; estimo, por lo tanto, que se debe hacer algo a fin de obligar a aquellos isleños a vender sus vinos más baratos (cada año aumenta su precio) o, incluso, disminuir su consumo en Inglaterra"

Ese interés de Inglaterra de controlar el mercado canario es lo que origina el malestar de los agricultores y exportadores isleños. Los ingleses crean una empresa que se llama Compañía de Canarias pero sin canarios: solamente ingleses. Intentan bajar el precio del vino con su central de compras en régimen de monopolio. Previamente, le colocaron aranceles al vino insular del 12% a partir del 1660 y favorecer el vino de Madeira y Oporto. En 1663 se crea una norma inglesa que prohíbe la llegada de vino de Canarias a las colonias inglesas en el Caribe y norteamérica.

Las autoridades canarias responden prohibiendo las ventas de vino a ingleses y se origina el motín de Garachico de 1666. Se destruyen los almacenes ingleses y se fuerza a la salida del capital británico del negocio de las exportaciones de vinos desde 1667. Los exportadores canarios se movilizaron al llegar la calma y negociaron directamente una alianza posterior con Londres y lograr desregular el negocio del vino permitiéndose en la Corte inglesa las exportaciones isleñas al Caribe a cambio de permitir inversiones británicas en el negocio agrario en Tenerife pero con condiciones. Poco a poco, sin embargo, esas producciones de vino se vieron mermadas por el aislamiento marítimo en periodos de guerra en el Atlántico o por pandemias.

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