
El empresario Anil Partap es uno de los empresarios canarios a los que el Covid19 le ha pillado en plena maquinaria de crecimiento. Ha tenido que parar muy a su pesar porque su actividad depende del comercio internacional. Es el importador que manda en Valsons Trader, sociedad que va rumbo de ser controlada por la segunda generación. Apunta que las autoridades canarias han respondido como le han dejado por la crisis y recuerda que nadie está aislado: Noruega con 5.759 afectados presenta algo más de 50 personas fallecidas y el paro se ha disparado al duplicarse: 5,3 %. A su juicio, en las islas se debe aplicar el sistema de protección de nóminas y recursos empresariales que ha hecho Donald Trump en Estados Unidos.
¿Cómo ve Canarias, profundamente marcada por la crisis de la pandemia?
Antes de nada decir que con anterioridad al Covid19 las islas tenía un 20% de desempleo, es decir, que ahora hay que adoptar respuestas colectivas y no tener en mente solamente aquellas que existe desde el 13 de marzo. Es más fácil decirlo que hacerlo. Pero las empresas con visión de futuro son las que equilibran esta demanda con la prestación de ayuda real a otros grupos verán enormes beneficios en los próximos meses y años. Quiero decir que Canarias antes de la pandemia estaba atrapada en una guerra sin bombas y granadas producto de burocracia y una moratoria al negocio del turismo.
¿Hay alguna receta?
Sí. Me gusta el paquete de ayudas fiscales de Trump en Estados Unidos para familias que cobran menos de 76.000 euros y 3.800 euros de cheque para gastar y proporcional al nivel de renta. El dinero a las empresas para que no destruyan empleos y que no tendrán que devolver así como el plan de apoyo a grandes empresas para que lo usen con la única condición que no sea la recompra de acciones propias. En Canarias hablan de un plan de ayudas de 800 millones y creo que esa cifra es realmente corta. No sé si va directamenta a las familias y empresas.
¿Qué puede aportar Canarias a la economía española en esta situación?
Canarias desde hace cinco siglos es el motor de generación de divisas del resto del Estado. Primero fue con el azúcar en 1520 y desde 1958 con el turismo, donde hubo una modernización superior a la del resto de España. No hay que olvidar que a principios de 1900 en las islas ya existían diferentes operadores petrolíferos. Con ello quiero decir que Canarias puede ser un motor clave en el desarrollo y apertura de la economía española siempre que se nos deje generar riqueza, que no estén torpedeándonos con criterios de Madrid absurdos que todavía existen: por ejemplo, la compra de productos sanitarios que estos días hemos visto todos con salvoconducto de Madrid. Nosotros siempre hemos operado en el Atlántico, somos parte del Atlántico como mercado de servicios. Con ataques de piratas o submarinos nazis incluidos, siempre hemos salido adelante y superado las dificultades del aislamiento por mar. Pero todo esto pasa por reindustrializar Canarias sin aranceles, como hizo toda la vida hasta 1986. Canarias en 1936 tenía el mismo PIB que Alemania. Todavía no hemos llegado a ese nivel desde entonces y eso que las islas han contando con mucho apoyo público de la UE. Quizás haya que mirar en qué se ha fallado en el pasado y abrir la economía regional, que es la receta que siempre funcionó.
¿Cómo ha visto la respuesta de las autoridades canarias?
En lo sanitario correcto con la llegada de un aparato centralizando la respuesta en manos del presidente Ángel Víctor Torres. Sobre la económica ahora todo pasa por crear fuerzas laborales más resistentes y leales, mejor posicionadas para resistir una tormenta económica prolongada. Todas las grandes empresas, excepto las más afectadas, deberían ser capaces de proteger a los trabajadores vulnerables a través de esquemas dedicados e ingresos mínimos garantizados, incluidas aquellas personas que no pueden realizar sus tareas debido a una enfermedad o por causas ajenas a su voluntad. Hacer todo lo posible para aislar las cadenas de suministro, especialmente extender el crédito donde sea necesario, no sólo es éticamente correcto, sino que también está en el interés propio de las empresas. Cuantas menos empresas se arruinen, mejor será para la salud general de la economía y nuestra eventual recuperación.
¿El turismo puede esperar?
En parte no queda otro remedio porque la demanda se va a resentir; pero hay que revisar la moratoria al crecimiento para que crezcamos todos. Se habla mucho de la crisis de la pandemia pero poco de la crisis del petróleo. El mercado nórdico para Canarias es clave y Noruega, por ejemplo, la primera ministra Erna Solberg ha lanzado un paquete de ayudas de 10.000 millones con la mitad destinado a pequeñas y medianas empresas y la otra mitad a grandes empresas. El objetivo es ayudarlos a sobrevivir a la peor recesión económica del país en muchos años. Hablamos de Noruega que tiene 5,3 millones de habitantes y Canarias tiene 2 millones. Es decir: Canarias precisa un paquete de ayudas de, mínimo, la mitad por parte de Madrid si quiere que en las islas tiren adelante. No hablo de efectivo y barreras aduaneras. Hablo de que dejen trabajar a la gente como cuando aquí había puertos francos. Solamente Gran Canaria recibe 1 millón anual de turistas nórdicos.
¿Qué retos hay que impulsar en las islas?
Ahora mismo las islas tiene superávit de inversores. Lo que se precisan son grandes líderes empresariales. Gente que practique un juego más largo plazo para no estar pensando en beneficios a riesgo cero. Hay que servir a la sociedad este momento de gran necesidad, ofreciendo seguridad laboral como antídoto contra el pánico y el miedo. Los canarios esperan esto. Esta crisis es extraordinaria y abrumadora y ahora se exigirá más de nuestros altos ejecutivos, ya que ayudan a liderar nuestra respuesta. Pero hay que incorporar a intraemprendedores sociales a las empresas, es decir, una especie de empresarios que trabajan como empleados dentro de las empresas para desarrollar soluciones comerciales para problemas sociales o ambientales. Ahí creo que hay que crear un marco de desarrollo muy interesante en las islas.