Canarias

Así eran las primeras crónicas sobre el destino turístico líder en Europa

  • Tras su divorcio, la célebre escritoria Agatha Christie vio en Canarias un refugio
Fiesta en el British Club de Las Palmas de Gran Canaria en 1890 captada por Charles Nanson. Imagen: Fedac.
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Es la historia de la promoción turística de Canarias cuando apenas Thomas Cook comenzaba a funcionar y viajar no era una industria en el archipiélago de 15.000 millones de euros. En 1890 un viajero, el escritor John Whitford, vino a Canarias con la finalidad de intentar recuperarse de una enfermedad de huesos.

Se puede decir que fue uno de los que difundió los valores de la islas como destino de turismo y salud, como Agatha Christie, que encontró en Canarias en 1927 las fuerzas para resurgir del hundimiento moral y económico en el que la sumió su divorcio, un drama personal anterior a su ascenso a la fama. Al inglés Whitford le llama la atención la creencia en brujas, fantasmas, apariciones e incluso maleficios, supersticiones que hasta hace pocas décadas pervivían entre las mujeres del campo. Ese 1890 fue cuando nació Agatha Christie.

Whitford escribió Las Islas Canarias, un destino de invierno y con su reumatismo se recorrió Canarias con su cámara de fotos. De ese libro surge buena parte del interés de los británicos por Canarias, que ya entonces tenían inversiones en plataneras y tomates. El viajero inglés visita zonas como La Gomera. "El suministro de agua es un asunto de primordial para la tierra y los granjeros pagan por ella (aquí los acuerdos de distribución del agua son bastante primitivos).

En Tenerife y Gran Canaria los arroyos públicos riegan las plantaciones de plátano o las que se quiera durante determinadas horas al día, o periódicamente; además, el agua llega a las fuentes públicas a través de cañerías para consumo de los más pobres (y por motivos decorativos), y también a las casas de la clase más alta".

La agricultura tenía también sus líneas en aquellos textos. "El tabaco americano en hojas, igual de puro que como se había importado, se vendía al detal por una libra. ¡Es una enorme pena que las gentes pobres de Gran Bretaña e Irlanda no puedan disfrutar de este enorme lujo de la vida por un precio moderado! Apenas se cerraba una venta, se debatía sobre temas de alcance nacional", apunta Whitford. También resalta sobre las potencialidades al anotar "una cocina poco refinada, unos dormitorios poco aireados y un servicio detestable, es sinónimo de miseria, doblega instantáneamente los efectos beneficiosos del clima y aparta el romanticismo que envuelve las montañas y la belleza de los valles".

En enero de 1927 la escritora de novela negra contrató su traslado a Canarias a Thomas Cook

Agrega John Withford de aquella Canarias de 1890 que "algunos habitantes, los más emprendedores, han comenzado a percibir la necesidad de levantar mejores alojamientos para los extranjeros. Pero son pocos los que conocen los requerimientos básicos y necesarios para desarrollar esas ideas, por lo que existe infinidad de oportunidades para personas de otras nacionalidades que sí entienden de hostelería, que saben cómo trabajarla y hacer que prospere. Hermigua es el enclave idóneo para este propósito en la isla de Gomera, por su estratégica posición y por el impresionante entorno en que se encuentra".

Para la catedrática e investigadora en Historia de la Educación de la Universidad de La Laguna Teresa González, ha investigado los textos escritos por Elizabeth Murray, Piazzi Smyth, Olivia Stone, Verneau, Berthelot o Humboldt, entre otros, y que ha publicado el libro Las mujeres canarias en las crónicas de viajeros. Teresa González afirma que las crónicas de viajeros son una fuente esencial para conocer la vida de las canarias de otras épocas, sobre las que hay escasos testimonios históricos, pues el pasado de las mujeres de las islas es "invisible, sigue oculto y hay muy pocas referencias". La catedrática explica que inició su investigación al releer textos de viajeros europeos, en los que encontró referencias a las mujeres y a cuestiones de la vida cotidiana que no aparecen en otras fuentes históricas clásicas.

En enero de 1927 la escritora de novela negra contrató su traslado a Canarias a Thomas Cook en la agencia ubicada en el número 11 de la calle Adam. Se hizo con pasajes para su hija Rosalind, de 12 años, y Charlotte Fisher, que era su secretaria. Estuvo en Puerto de la Cruz. Después se fue a Las Palmas capital. De Tenerife dijo que "dos cosas que me molestaban: la bruma que descendía de la montaña al mediodía y que convertía lo que había sido una espléndida mañana en un día completamente gris; a veces incluso llovía, y los baños de mar, para los aficionados a nadar, resultaban terribles. Tenías que tumbarte boca arriba en una playa volcánica en pendiente, enterrar los dedos en la arena y esperar a que las olas te cubrieran. Pero tenías que ir con mucho cuidado para que no te cubrieran demasiado, pues se habían ahogado ya muchas personas. Resultaba imposible meterse en el mar y empezar a nadar; solo lo hacían los dos o tres nadadores más fuertes de la isla, e incluso uno de ellos se había ahogado el año anterior. Por eso, al cabo de una semana nos trasladamos a Las Palmas de Gran Canaria".

A juicio de Teresa González , es interesante observar cómo los viajeros analizan desde su mirada europea el comportamiento de los canarios, que valoran pero también subestiman y en algunos casos hasta ridiculizan el comportamiento de las isleñas. Teresa González ha hallado muchas citas en las que se refleja cómo era la vida cotidiana de las campesinas y artesanas, así como referencias a la educación de las mujeres de la elite y clases populares.

El pasado de las mujeres de las islas es "invisible, sigue oculto y hay muy pocas referencias"

Recuerda la investigadora que estos viajeros, sobre todo británicos, alemanes y franceses, tenían una buena posición económica y eran cultos, por lo que desde esta "óptica superior" analizan a una población isleña que vive en la extrema pobreza. Los cronistas apuntan que mujeres de las clases acomodadas estaban recogidas en sus casas y salían poco a la calle, y cuando lo hacían iban acompañadas de un familiar o una criada.

Viajeras como Olivia Stone y Isabel Burton analizan más el mundo femenino y "profundizan y fisgonean" en el comportamiento de las mujeres y su vestimenta. También ellas destacan la belleza de las canarias a pesar de que las campesinas no se acercaban al ideal de blancura de la piel, pues tenían la tez morena aunque se forraban con guantes de tela y usaban pañuelos y sombreros enormes para no estropearse el cutis.

Pedro Nolasco Leal Cruz, del departamento de Filología Inglesa y Alemana de la Universidad de La Laguna, subraya que en Tenerife "a Olivia Stone la ciudad le produce una impresión morisca, alaba las azoteas y las calles amplias. Comenta que es más bonita que Santa Cruz de Tenerife, aunque se queja de que ambas están ubicadas en lugares secos. Para ella Las Palmas es la Laguna y Santa Cruz en una. Subraya que el barrio de Vegueta está dividido en dos partes: una es la comercial, bulliciosa; la otra con los clérigos, la magistratura y la prisión, según ella, triste".

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