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La brecha de rendimiento escolar de Francia y España revela las carencias de los sistemas educativos de ambos países

Jean-Paul Delahaye y José Antonio Marina coinciden en que el origen socioeconómico es un factor clave en el fracaso estudiantil

Uno de los puntos en común de los sistemas educativos francés y español es la enorme brecha de rendimiento escolar existente, una realidad que pone de manifiesto las grandes carencias de ambos sistemas y la necesidad de reformas para fomentar una mayor igualdad entre el alumnado. Esa es una de las conclusiones que Jean-Paul Delahaye, Inspector General Honorario de la Educación Nacional Francesa, y el escritor y filósofo José Antonio Marina expusieron ayer en la Tribuna "Sistemas Educativos: ¿Reforma o transformación?", coorganizada por Diálogo, Asociación de Amistad Hispano-Francesa, y la Fundación Canal. El encuentro estuvo moderado por la periodista Montserrat Domínguez.

Así, cabe destacar que Francia y España se encuentran en la franja mediocre de los sistemas educativos de la OCDE: mientras que el país galo está en el puesto 25 de un total de 64, España ocupa el 34. Sin embargo existe una gran diferencia en el presupuesto para educación, con un 6,2% del PIB en el caso de Francia y tan solo un 4,2% en España. A pesar de ello, los resultados son similares, ya que, tal y como apuntó Marina, el presupuesto no es determinante para alcanzar el éxito, sino que depende más bien de la gestión del sistema educativo.

En este sentido, Delahaye determinó que, históricamente, en Francia se ha realizado una mala distribución del presupuesto, en la que se ha invertido menos en educación primaria a favor del bachillerato. Una distribución que es un error, ya que es en la educación primaria donde se asientan las bases de cara a futuro y donde hay que actuar para reducir las desigualdades de éxito vinculadas al medio social. "Nuestro sistema educativo no se diseñó para que aprobaran todos los alumnos, sino para seleccionar a los mejores", afirmó.

Asimismo, según expusieron los ponentes, la responsabilidad que la propia escuela tiene en el fracaso de los alumnos es limitado, ya que es la procedencia socioeconómica el factor que más influye en esto. Por ello, se plantea no sólo la necesidad de mejorar la escuela sino también de aplicar medidas que contrarresten las malas situaciones socioeconómicas, como aumentar las becas o destinar a los mejores profesores a los centros más conflictivos.

En el caso de España, Marina aseguró que para conseguir un sistema educativo de alto rendimiento en un periodo de cinco años, se debería dedicar el 5% del PIB y cumplir cinco objetivos educativos. Éstos son rebajar la tasa de fracaso escolar al 10%, estrechar la diferencia entre buenos y malos alumnos, dedicar mayor atención a los estudiantes con necesidades educativas especiales, subir 35 puntos en PISA y cambiar los currículos para introducir las competencias del siglo XXI.

En cualquier caso, el gran reto que se plantea y en el que ya están trabajando tanto estos como el resto de países, es cómo evaluar el rendimiento de los sistemas educativos a todos los niveles (alumnos, docentes, centros y sistema en general).

La formación de los docentes

En lo que respecta al profesorado, es importante dotarles de una buena formación que les permita afrontar la realidad actual, sabiendo adaptarse a la situación y necesidades del alumnado. Tanto en Francia como en España, se instauró que los docentes fueran funcionarios públicos para garantizar la independencia de la educación impartida al margen de los grupos de presión y vaivenes ideológicos.

Esa garantía, según afirmó Delahaye, requería de otra garantía adicional: que los profesores no dejaran de actualizar sus conocimientos a pesar de contar con un puesto vitalicio. Para ello se creó en Francia un cuerpo de inspectores que asisten a las escuelas a comprobar que se realiza un buen trabajo.

Por su parte, Marina indicó la necesidad de que en España la formación para docentes tenga la misma calidad y prestigio que la impartida a los profesionales médicos. Para ello propone la instauración de un periodo similar al MIR, con una formación dentro del aula de unos dos años de duración.

El papel de la religión en la educación

Otro punto que se trató durante el encuentro fue la presencia de la religión en los planes de estudio de ambos países. "Desde el siglo XIX hemos tenido en España una educación muy ideologizada por cuestiones religiosas, políticas o económicas, lo que ha hecho que tengamos muchísima dificultad para realizar verdaderas reformas", aseguró Marina.

En este sentido, a pesar de que la Constitución dice que la escuela española es no confesional, existe aún hoy día el debate de si debe estar presente la religión dentro de los currículos como una asignatura evaluable al mismo nivel de las demás. Un problema, que Francia sí ha resuelto, y que pasa por desideologizar la educación española si se quiere llegar a un consenso.

Sobre este punto, Delahaye recordó que en Francia la separación de la Escuela y de la Iglesia se hizo en 1882 con Jules Ferry, 20 años antes que la separación del Estado y de la Iglesia. Añadió que la religión no es una asignatura evaluable, se enseña de una forma cultural y no confesional. "Los hechos religiosos forman parte de los conocimientos y la cultura común que tenemos. El problema es cómo integrar estos conocimientos en el programa de historia sin dañar ninguna conciencia, de la manera más científica. Algo que requiere de una formación para los docentes", concluyó.

Sobre Diálogo

Desde 1983, Diálogo tiene por objetivo contribuir al mejor conocimiento de las realidades de Francia y España y enriquecer la relación entre ambos países. La Asociación promueve actividades de carácter empresarial, cultural, social y formativo, y ayuda a jóvenes estudiantes a tener una primera experiencia en el mundo de la empresa.

Diálogo tiene como Presidentes de Honor a su Majestad el Rey de España y al Presidente de la República Francesa. Su Patronato de Honor está formado por empresas francesas en España y españolas con intereses en Francia. La Junta Directiva de Diálogo, integrada por personalidades del mundo político, económico y social, está presidida por José María Segovia.

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