
El país se sitúa entre los mejores de Pisa por su penetración de las TIC en el aula, ratios reducidos y bilingüismo. A partir de los siete años, los niños ya aprenden a programar ordenadores para sentar las bases de la curiosidad científica
Estonia es uno de los países europeos más dependientes de Internet. La penetración de la Red en el antiguo país de la URSS es del 78 por ciento. De esta manera, los niños de siete años que comienzan la escolaridad obligatoria ya aprenden a programar.
En 1997, se estableció la Tiger Leap Foundation (responsable de la estrategia nacional de las TIC para la docencia) que se ha consolidado como el emblema de la innovación y la educación en Estonia. Todos los centros escolares tienen: conexión de banda ancha, formación continua del profesorado de todos los niveles en metodología y uso de las TIC.
Actualmente, una de cada cinco escuelas de primaria dispone de equipamientos robóticos Lego Mindstorm, por ejemplo. Lo que se pretende es sentar las bases de la curiosidad científica que incida en la elección de carreras técnicas en el futuro. Cabe destacar la atención en las aulas, el promedio de alumnos/as por clase es de 18,3. El máximo es de 24 jóvenes.
Por su parte, la Secundaria Superior, de 16-19 años, se divide en secundaria general, vocacional (formación profesional) y post-secundaria vocacional (educación profesional superior). Por otro lado, la Formación Profesional es vista como de segunda categoría, solo un 30 por ciento de alumnos la cursa. Por el contrario, el 70 por ciento restante, recibe una educación muy exigente, muy tradicional y con una metodología basada en la memorización. Aunque los docentes quieran innovar, las autoridades y los propios padres exigen que se sigan los libros de texto, lo que está provocando que los estudiantes salgan de las aulas sin habilidades importantes que se necesitan en el mercado laboral.
En Estonia se invierte en educación un 13 por cieto del gasto público total, es decir, el 5,4 por ciento del PIB. Además, en Estonia, el 90 por ciento de los adultos entre 25 y 64 años han terminado la educación media superior, cifra mucho mayor que el promedio de la OCDE de 75 por ciento.
Por lo que respecta al sueldo de un profesor, Estonia es de los países que más bajo lo tienen, la cantidad percibida es inferior al 80 por ciento del PIB per cápita. Además, la gran mayoría de los docentes son mujeres, que decidieron ser maestras en una época en que las mujeres con educación universitaria tenían pocas opciones distintas de la enseñanza. La edad media de los docentes en Estonia es de 48 años.
Según el ministro de Educación, el objetivo para este año es elevar el sueldo de los maestros por lo menos un 6,4 por ciento. El salario mínimo aumentará de 900 a 958 euros al mes y el salario medio se elevará a, al menos, a 1.150 euros, pero esto depende de que se apruebe en el parlamento, en la ley de presupuestos.
Universidad
En los últimos años el número de estudiantes en la educación superior en Estonia se ha reducido de manera significativa -de 67.600 en 2011 a 55,200 en 2014, según la información de Estadísticas de Estonia-. La caída se debe principalmente a la descenso en el número de adultos jóvenes en el país (la tasa de natalidad se redujo drásticamente a principios de 1990).
A finales de 2011, el Gobierno también aprobó una educación TIC especial superior y un programa de investigación y desarrollo conocido como IKTP, que establece metas para mejorar la educación de las TIC. Sin embargo, a pesar de todos los cambios que ha establecido el país para digitalizar las aulas y fomentar vocaciones científicas, los expertos indica que el sistema de educación superior tendría que asumir fusiones de muchas instituciones para detener la innecesaria duplicación de grados y programas de postgrado.
Por otro lado, Estonia está incrementado la recepción de estudiantes Erasmus. Tiene una privilegiada situación geográfica, en el centro del continente europeo y un ambiente multicultural. Además, se encuentran entre las naciones más bilingües y educadas de Europa. También, el coste de vida es más bajo que en el resto de los países occidentales, que lo convierte en un lugar atractivo.
