Desde acciones y divisas hasta materias primas o índices globales, hoy cualquier inversor tiene a su disposición un amplio abanico de productos cotizados adaptados a cada estrategia, momento del mercado o su perfil personal. Lo importante es saber elegir el más adecuado.
El crecimiento del universo de inversión ha puesto al alcance de todos herramientas que antes solo manejaban los profesionales. Como hemos visto anteriormente, los productos cotizados ocupan un lugar destacado al permitir tomar posiciones en una gran variedad de activos globales: acciones de grandes compañías, ETFs, índices sectoriales, materias primas -como el oro o el petróleo-, e incluso pares de divisas. Esto abre la puerta no solo a nuevas oportunidades, sino también a formas más precisas y adaptables de construir una cartera.
El atractivo de estos productos reside en su versatilidad. Algunos inversores buscan exposición apalancada a movimientos a corto plazo. Por el contrario, otros prefieren mantener posiciones con apalancamiento a medio plazo en varios subyacentes, aplicando estrategias de tipo buy & hold. También hay quienes utilizan productos cotizados como herramientas de cobertura para reducir el riesgo en una cartera ya existente ante un posible escenario bajista. Y, por supuesto, existe otro perfil más conservador que prefiere obtener exposición a activos sin apalancamiento, con un enfoque más estable y de largo recorrido.
Dentro del amplio universo de productos cotizados, existen dos grandes familias, cada una destinada a un propósito diferente.
Por un lado, tenemos los productos apalancados, diseñados para inversores activos que siguen de cerca los movimientos del mercado y buscan multiplicar sus resultados a partir de variaciones en el precio del activo. Permiten adoptar estrategias alcistas, bajistas o incluso laterales. Entre los más utilizados se encuentran los Warrants tradicionales, los Turbo Warrants, que incorporan barreras de desactivación (knockout), los Multi Warrants, que ofrecen un apalancamiento constante diario, o los Inline Warrants, que ofrecen rentabilidad cuando el precio del activo subyacente se mantiene dentro de un rango determinado (óptimo para estrategias a favor de movimientos laterales).
En cambio, los productos de inversión sin apalancamiento responden a un planteamiento más defensivo. Su objetivo no es multiplicar la exposición, sino ofrecer una forma más estable y predecible de acceder a determinados activos. Son adecuados para horizontes de inversión más largos o para quienes desean diversificar sin la necesidad de realizar un seguimiento constante del mercado.
En esta categoría encontramos los Certificados Tracker, que permiten realizar inversiones temáticas y posicionarse en sectores como el tecnológico; los Certificados de capital protegido, que aseguran el reembolso del capital nominal al vencimiento; los Bonus Warrants, que ofrecen rentabilidad mínima si se cumplen ciertas condiciones, o los Reverse Convertibles, que pueden generar beneficios incluso en mercados laterales o con leves caídas.
Ambos enfoques son completamente útiles. La elección entre uno u otro dependerá del perfil de riesgo, del horizonte temporal y del nivel de implicación que el inversor desee tener en su operativa diaria.
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La elección ideal no depende únicamente del activo al que se quiere tener exposición. También es clave tener en cuenta el escenario previsto del mercado y el nivel de riesgo que estemos dispuestos a asumir. Por ello, conviene seguir unos pasos sencillos que permiten adaptar la estrategia a cualquier situación:
Si, por ejemplo, esperamos una subida puntual en el mercado del oro, un Turbo Warrant alcista podría ser una buena opción, ya que permite amplificar los movimientos del activo subyacente a corto plazo mediante apalancamiento con una barrera de desactivación. Si, por el contrario, nuestro objetivo es mantener una posición a largo plazo en el sector tecnológico sin realizar un seguimiento constante, un Tracker temático puede resultar más adecuado, al replicar la evolución de dicho sector. Por ello, recibir un correcto asesoramiento es fundamental para seleccionar el producto que mejor se adapte a nuestras necesidades y objetivos.
En definitiva, invertir hoy es mucho más que elegir un valor y esperar resultados. Se trata de construir una estrategia flexible, con herramientas que respondan a nuestras expectativas y al contexto del mercado. Por ello, los productos cotizados son una opción tan potente: no porque sean complejos, sino porque permiten adaptarse a cualquier perfil, desde el más táctico al más conservador.
Para entender mejor las particularidades técnicas de cada tipo de producto, cómo se comportan ante distintos escenarios o qué características específicas debes considerar en cada caso, Société Générale se posiciona como tu mejor aliado. Porque en un entorno tan volátil, contar con un socio que combine experiencia, innovación y claridad puede marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso.
Producido por EcoBrands
La inversión en Productos Cotizados requiere una vigilancia constante de la posición. Los Productos Cotizados comportan un alto riesgo si no se gestionan adecuadamente. Existe la posibilidad de que el inversor pierda la totalidad de su inversión. Antes de invertir los inversores deben consultar el KID, el Folleto Base y las Condiciones Finales del producto disponibles en https://bolsa.societegenerale.es/