La economía circular se ha convertido en un pilar fundamental para afrontar los retos ambientales y avanzar hacia un modelo más sostenible. En este contexto, empresas como FCC Medio Ambiente desempeñan un papel clave en la gestión eficiente de los residuos, la reducción del impacto ambiental y la innovación en la valorización de materiales.
Para conocer más sobre su apuesta por la sostenibilidad y las iniciativas que están llevando a cabo en Aragón y en toda España, hablamos con Roberto Ara, director de la delegación de Aragón-La Rioja de FCC Medio Ambiente.
¿Cómo definiría el concepto de economía circular y qué papel juegan las empresas del sector ambiental en su implementación en España?
La economía circular es un modelo de producción y consumo que busca mantener el valor de los productos, materiales y recursos en la economía durante el mayor tiempo posible, minimizando la generación de residuos y promoviendo su reutilización, reciclaje y recuperación. Este enfoque contrasta con el modelo lineal tradicional de "producir, usar y desechar", proponiendo una utilización más eficiente y sostenible de los recursos naturales.
En FCC Medio Ambiente tenemos un papel clave en la implementación de la economía circular en España. Contamos con una Estrategia de Sostenibilidad 2050, que incluye objetivos como la neutralidad en carbono y el compromiso de que el 100% de nuestra flota de vehículos tenga etiqueta "ECO" o "0" para ese año. Además, apostamos por la innovación y la sostenibilidad aumentando la inversión en I+D+i hasta el 1% de nuestros ingresos anuales.
Algunos ejemplos concretos de nuestro compromiso incluyen la modernización de plantas de reciclaje, como la de Las Calandrias en Jerez, donde hemos invertido 33 millones de euros para mejorar su capacidad de compostaje y reciclaje. También promovemos el reciclaje de residuos orgánicos, en el caso de Zaragoza hemos hecho entrega de 6.000 kits de reciclaje en puntos limpios móviles, y apostamos por las energías renovables con la instalación de paneles solares en nuestras plantas de reciclaje.
Dentro de sus servicios urbanos, ¿qué iniciativas están implementando en Aragón para promover la economía circular y cómo impactan en la gestión de residuos?
En Aragón hemos puesto en marcha diversas iniciativas. En Cadrete, por ejemplo, hemos inaugurado una planta pionera en reciclaje de paneles fotovoltaicos, que permite valorizar más del 95% de los materiales de las placas. También en Zaragoza hemos instalado 200 contenedores para la recogida de aceite usado en el marco de la campaña "Zaragoza Más Limpia", una acción gestionada por la empresa social Recicla y que, además de facilitar el reciclaje, emplea a personas con discapacidad intelectual.
Otra acción importante ha sido la implantación del contenedor marrón para residuos orgánicos, con el objetivo de fomentar el compostaje y reducir los residuos en vertederos. También hemos reforzado la red de puntos limpios fijos y móviles, donde los ciudadanos pueden depositar residuos específicos, y hemos incorporado la figura de los agentes ambientales, que sensibilizan y educan a la población sobre la correcta gestión de residuos.
La valorización energética de residuos se ha convertido en una solución clave para la gestión de residuos y la generación de energía renovable. ¿Qué papel juega este enfoque en la estrategia de sostenibilidad de FCC Medio Ambiente?
Es un pilar fundamental. Gestionamos 13 proyectos de valorización energética con una capacidad de 3,5 millones de toneladas anuales y una producción de 404 MWe. Además, estamos instalando tecnología fotovoltaica en nuestros complejos de reciclaje: en La Campiña (Madrid) y Valsequillo (Málaga) ya tenemos 8.500 m² de placas solares, y para 2025 prevemos instalar más de 1.000 kW en Zaragoza.
Participamos también en proyectos de investigación como REMIBA y RSU4HOM, que buscan reutilizar escorias de incineración en la construcción de carreteras y productos de hormigón. Además, estamos en el proyecto RECOBATs, una iniciativa pionera en el reciclaje de baterías de litio que cuenta con un presupuesto de 4,5 millones de euros y se centra en el reciclaje de componentes clave como cátodos, ánodos, cobre y aluminio. Todas estas iniciativas refuerzan nuestra apuesta por la economía circular y la innovación en la gestión de residuos.
La recogida selectiva es clave para mejorar la tasa de reciclaje y reducir el impacto ambiental. ¿Cómo está adaptando FCC Medio Ambiente sus sistemas para mejorar la eficiencia energética y cumplir con los objetivos de reciclaje?
Uno de nuestros principales esfuerzos ha sido la renovación de la flota de vehículos en Zaragoza, sustituyendo gradualmente los de gasóleo por modelos de Gas Natural Comprimido (GNC) y eléctricos. Esta transición nos permite reducir emisiones contaminantes y mejorar la calidad del aire. Además, hemos desarrollado una gasinera propia en Zaragoza para garantizar el abastecimiento de nuestra flota con GNC.
En el ámbito de la recogida selectiva, hemos iniciado una prueba piloto en colaboración con el Ayuntamiento de Zaragoza, utilizando sensores de llenado instalados en los contenedores de vidrio. Estos dispositivos nos permiten monitorizar en tiempo real el nivel de residuos en cada contenedor, facilitando la planificación de rutas de recogida más eficientes y adaptadas a las necesidades reales de la ciudad. Gracias a esta prueba, hemos establecido dos brigadas para optimizar los recursos y mejorar el servicio de limpieza. Con estas acciones seguimos avanzando en la innovación y la sostenibilidad.
¿Cuál cree que es la mayor barrera a las que se enfrentan las ciudades en la transición hacia modelos de economía circular en sus servicios urbanos?
En mi opinión, la falta de información es una de las principales barreras para la transición hacia la economía, ya que tanto la ciudadanía como las pequeñas y medianas empresas a menudo desconocen los beneficios y prácticas de la economía circular. Esto puede dificultar la adopción de nuevas prácticas y tecnologías sostenibles.
Además, existen obstáculos económicos y financieros, como la percepción de que las inversiones en sostenibilidad son costosas y la dificultad para acceder a financiación pública, lo que limita la capacidad de las ciudades y empresas para poner en marcha proyectos de economía circular. También enfrentamos desafíos relacionados con la infraestructura y la tecnología debido a que la falta de instalaciones adecuadas para el reciclaje y la valorización de residuos, junto con la carencia de tecnologías avanzadas, puede dificultar la gestión eficiente de los residuos urbanos. Por último, la cooperación limitada entre administraciones públicas, empresas y ciudadanos puede frenar el desarrollo de soluciones integrales y eficientes para promover la economía circular.
Y, ¿qué ventajas económicas, medioambientales y sociales se lograrían si las ciudades implementaran con éxito estos modelos de economía circular?
Desde el punto de vista medioambiental, se reduciría la cantidad de residuos que terminan en vertederos e incineradoras al promover el reciclaje y la reutilización, lo que disminuye la contaminación del aire y el suelo. Además, al optimizar los procesos y reducir la producción de nuevos materiales, se disminuyen las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo a la lucha contra el cambio climático. También ayuda a conservar los recursos naturales y a proteger la biodiversidad, al extender la vida útil de los productos y fomentar su reciclaje.
En el plano económico, se reducirían los costes al promover la reutilización y el reciclaje, además de generar ingresos a través de la venta de materiales reciclados, lo que disminuiría la dependencia de recursos vírgenes.
En el ámbito social, se crearían nuevos empleos en sectores como el reciclaje y la reparación, impulsando la innovación y la competitividad empresarial. Además, se fomentaría una mayor conciencia ecológica entre la ciudadanía y se mejoraría la calidad de vida al reducir la contaminación y proteger los recursos naturales.
Producido por EcoBrands