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El aprovechamiento de la biomasa, clave para reforzar la autonomía energética de España

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Agustín Nieto es propietario de una empresa de grúas en Socuéllamos (Ciudad Real) y ha decidido diversificar su actividad más allá del transporte por carretera. Ahora también se dedica a recoger cepas y sarmientos de los viñedos de toda la provincia para llevarlos a una planta de biomasa en Puertollano, donde se convierten en electricidad. El caso de esta compañía, que en temporada alta llega a emplear a una quincena de personas, es solo un ejemplo del potencial que el uso de restos agroforestales para generar energía puede tener para la economía y, en particular, para el campo español.

Gracias a la tecnología, materias orgánicas como las cepas y los sarmientos de la vid, la madera procedente de trabajos forestales o los purines de la ganadería han dejado de ser residuos finales para convertirse en un recurso muy valioso para generar energía renovable. España es el segundo país de la Unión Europea en extensión agrícola y el tercero con más superficie arbolada, así que dispone de abundantes reservas de biomasa agroforestal y ganadera con la que se puede producir calor y electricidad para el sector doméstico y la industria, pero también biometano y, en un futuro próximo, combustibles 100% renovables para el transporte.

La Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (AVEBIOM), que agrupa a más de 170 entidades entre empresas, centros tecnológicos y universidades, señala que en 2022 la gestión y el aprovechamiento de la biomasa representaron más del 0,3% del Producto Interior Bruto (PIB) de España. Esto se tradujo en una facturación del sector superior a los 4.500 millones de euros y la creación de 50.000 empleos directos e indirectos.

Pese a su creciente impacto en la economía, lo cierto es que la sociedad todavía no es consciente del papel tan relevante que este sector puede desempeñar. "A pesar de que la energía solar y la eólica son más conocidas cuando hablamos de renovables, la realidad es que la biomasa es la gran protagonista en la generación térmica, suponiendo actualmente del 70 al 80% en calefacción y calor industrial", explica Daniel García, responsable de Proyectos e Innovación de AVEBIOM. "Frente a la tendencia actual de electrificar la generación de calor, la biomasa ofrece una solución rápida y renovable, que permite desacoplar a industrias y hogares del precio de la electricidad y evita la sobrecarga o saturación de la red eléctrica", añade.

Además, la biomasa agroforestal también se vislumbra como materia prima clave para la producción de combustibles renovables líquidos. Pedro Segovia, gerente de Desarrollo de Negocio de Biomasa en Repsol, afirma que "obtenerlos a partir de la abundante biomasa que genera el campo español es el futuro de los combustibles renovables". Repsol ha puesto en marcha en Cartagena la primera planta de la Península Ibérica dedicada a la producción de combustibles 100% renovables a escala industrial a partir de aceite de cocina usado, "que técnicamente son más sencillos de producir, pero es un tipo de residuo más escaso. Cuando las tecnologías estén maduras, y en algunas ya se está cerca, la biomasa será determinante para producirlos, ya que España dispone de enormes recursos".

Con esta perspectiva, el desarrollo de infraestructuras en las zonas rurales para recoger y tratar la biomasa, como ya se está haciendo en una decena de plantas con más de 200 proyectos en desarrollo, según apunta la Asociación Española del Gas, será fundamental para consolidar este sector aún emergente que promete transformar la economía rural y contribuir significativamente a la transición energética del país.

Revitalización de las zonas rurales

Para un país como España, que importa gran parte de su suministro energético, la producción de electricidad, calor o biometano a partir de biomasa agroforestal puede ser clave para reforzar su autonomía estratégica. La biomasa es un recurso de origen doméstico, que se obtiene en bosques y explotaciones agroganaderas locales, por lo que no sería necesario importarla de terceros países. Según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), el aprovechamiento de esta biomasa permitiría producir una energía equivalente a la que generan al año diez millones de toneladas de petróleo.

"La biomasa tiene la virtud de que está muy vinculada al medio rural y es un motor de riqueza, de empleo y de asentamiento de población en zonas rurales. Las fábricas de pellets para estufas y calderas, por ejemplo, no están en las grandes ciudades, sino en núcleos rurales como Bea (Teruel), Erla (Zaragoza), Huerta del rey (Burgos), Baeza (Jaén), Tarazona de la Mancha (Albacete)… y así hasta las 67 plantas de pellet existentes en España", explica Daniel García, de AVEBIOM.

Seguir en el camino de la revalorización energética de la biomasa no solo ayudará a reactivar la economía de las zonas rurales, sino que también permitirá mejorar la gestión de los restos de origen orgánico que genera la agricultura, como las podas de olivares y viñedos. "En el ámbito agrícola, el aprovechamiento de la biomasa permite dar salida a unos subproductos que, si no, se gestionan sin aprovechamiento", asegura García.

España, tercer país europeo en disponibilidad de biomasa por cada millón de habitantes

A pesar de todo este potencial, el sector dedicado a la revalorización de biomasa aún no ha alcanzado el nivel de desarrollo previsto. España es el tercer país europeo en disponibilidad de biomasa por cada millón de habitantes, solo por detrás de Finlandia y Suecia. Sin embargo, un 40% de la biomasa agroforestal disponible no se está utilizando, lo que supone más de 18 millones de toneladas anuales de las más de 46 millones de toneladas potenciales disponibles que estima un estudio del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).

Uno de los cultivos con mayor margen de mejora en el aprovechamiento de la biomasa es el olivar, que cuenta con 2,75 millones de hectáreas de olivares repartidas en 15 comunidades autónomas. "Las podas del olivar generan una biomasa que resulta muy interesante para generar energía, pero la realidad es que todavía no existe un sector bien asentado, que sea capaz de gestionar y tratar los más de dos millones de toneladas que se generan cada año sólo en Andalucía", señala Pedro Segovia. "Para impulsar la revalorización de la biomasa agroforestal sería necesario ampliar el mercado a nuevos sectores y fortalecer el tejido empresarial. Además, falta mano de obra cualificada y que la administración se implique más. La colaboración público-privada es básica para movilizar, por ejemplo, toda la biomasa proveniente de la prevención de incendios, que tiene un coste logístico alto para ser acometido sólo por el sector privado", concluye.

Producido por EcoBrands