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En la carrera por reducir las emisiones de 300.000 camiones

  • Los transportistas buscan alternativas adicionales a la electrificación y el hidrógeno para descarbonizar el transporte pesado por carretera
  • Los combustibles 100% renovables son compatibles con los motores de los camiones actuales
  • Su implantación significaría empezar a reducir sus emisiones de CO2 de forma inmediata
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El transporte por carretera es un sector vital para la economía y el funcionamiento del mercado interior de la Unión Europea. Según datos de Eurostat, el 77% de las mercancías que circulan por Europa lo hacen por carretera. La dependencia en España es mucho mayor y este porcentaje se sitúa en el entorno del 96%, por lo que nuestro país es más vulnerable al impacto económico de la regulación de un sector muy atomizado que, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) genera un 4,8% del PIB nacional y da empleo directo a unas 600.000 personas.

Las más de dos millones de empresas que se dedican al transporte en Europa se enfrentan a la mayor transformación de su historia: descarbonizar las actividades de un sector que genera el 6% de las emisiones de CO2 del continente. Se trata de un reto mayúsculo para estas compañías, sobre todo después de que el consejo de ministros de la Unión Europea aprobase en mayo el nuevo Reglamento de emisiones de CO2 para vehículos pesados, que endurece los objetivos de reducción para los nuevos camiones y autobuses hasta el 45% para el período 2030-2034, el 65% para 2035-2039 y el 90% en 2040.

Para cumplir estos objetivos, el Reglamento establece que los nuevos vehículos que se fabriquen deberán reducir sus emisiones de CO2 en el tubo de escape, lo que, en la práctica, convierte a los propulsores eléctricos de batería y a los motores de hidrógeno, dos tecnologías en fase en desarrollo que aún deben probar su eficacia en las largas distancias, en las dos alternativas clave para descarbonizar el transporte pesado europeo por carretera.

La reducción de emisiones en el transporte pesado

En España, el reglamento ha generado dudas en el sector. Durante su tramitación, medio centenar de empresas y asociaciones de la automoción, el transporte y la producción de combustibles suscribieron un manifiesto pidiendo a la UE "diversificar las alternativas disponibles y no limitar el desarrollo de tecnologías de descarbonización que faciliten y agilicen la reducción de emisiones". "Más que a desafíos, la industria se enfrenta a una gran incertidumbre ante la cantidad de legislación nacional y europea que pone sobre la mesa el desarrollo de ciertas energías que, a día de hoy, no son viables", explica José María Quijano, secretario general de la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), de la que forman parte 31.000 empresas que disponen de 129.000 vehículos comerciales.

Los operadores del transporte reconocen que la electrificación, y más adelante el hidrógeno, van a jugar "un papel relevante" para reducir sus emisiones de CO2, pero también que su implantación llevará tiempo y tendrá un alto coste económico. Por ello, consideran necesario "disponer de diversas alternativas", entre las que apuestan por los combustibles renovables, que consideran "una solución complementaria que puede contribuir de manera efectiva, asequible y rápida a la consecución de los objetivos de descarbonización".

Los combustibles renovables se pueden fabricar a partir de dos procesos diferentes. Por un lado, los biocombustibles avanzados se fabrican a partir de residuos orgánicos. Los combustibles sintéticos o e-fuels usan como materias primas hidrógeno renovable y CO2 capturado de la atmósfera. Ambos son compatibles con los motores de combustión actuales, que utilizan más del 90% de los camiones pesados que circulan por Europa y, en el caso de los biocombustibles, ya están disponibles en el mercado, por lo que "pueden contribuir a la descarbonización de forma inmediata", según los operadores de transporte.

El camión eléctrico, una alternativa a largo plazo

Aunque la electrificación se ha convertido en una opción real para la logística de última milla y para el transporte urbano de pasajeros, la realidad es que el camión pesado de mercancías y los autobuses de larga distancia siguen impulsados en su inmensa mayoría por motores de combustión. Según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), solo el 0,1% de los vehículos pesados de la UE es eléctrico. Según datos de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (AEDIVE), de los más de 9.000 vehículos industriales pesados vendidos en España en los cuatro primeros meses del año, solo 57 fueron cien por cien eléctricos.

En su manifiesto, empresas y asociaciones del sector estiman que, con más de seis millones de vehículos medios y pesados circulando en Europa y alrededor de 300.000 vehículos puestos en servicio cada año, se necesitarán dos décadas para renovar las flotas actuales. Por eso proponen utilizar todas las tecnologías de descarbonización disponibles, desde la electrificación y el hidrógeno renovable hasta los combustibles 100% renovables, de forma que los transportistas puedan elegir en cada caso la solución que mejor se adapte a sus necesidades.

El calendario de Bruselas para descarbonizar genera incertidumbre en el sector, pues las empresas enfrentan altos costes y dificultades para renovar sus flotas. La mayoría de las pequeñas y medianas empresas en España podrían verse amenazadas por el coste de los camiones eléctricos, que son casi cuatro veces más caros que los que tienen motor de combustión interna. Además, los camiones eléctricos actuales tienen menor autonomía y falta de puntos de recarga, lo que complica las rutas de larga distancia y la puntualidad de las entregas.

Ante estas limitaciones, los transportistas españoles consideran que la forma más rápida de empezar a reducir sus emisiones de CO2 sería utilizar combustibles 100% renovables, que son compatibles con los motores de sus actuales camiones. "Funcionan y están teniendo mucho éxito entre los usuarios de transporte pesado", explica Ramón Valdivia. "Es una solución inmediata, con los mismos vehículos, la misma red de suministros y los mismos mecánicos".

"Nuestros combustibles 100% renovables se producen a partir de residuos orgánicos, como el aceite de cocina usado o los residuos agrícolas y forestales, dándoles una segunda vida. Gracias a su menor intensidad de carbono, estos combustibles reducen hasta un 90% de las emisiones de CO2 en comparación con el combustible de origen mineral al que sustituyen", explica José Luis García Montes-Jovellar, gerente de Flotas de Repsol, que acaba de inaugurar en Cartagena la primera planta dedicada en España a producir a gran escala combustibles 100% renovables, con una capacidad de 250.000 toneladas anuales.

Producido por EcoBrands