La humanidad se enfrenta a una fuerte amenaza, el cambio climático. Se trata de la modificación de la temperatura y del resto de variables del clima, que se está produciendo con una velocidad e intensidad sin precedentes, y las personas tenemos gran responsabilidad en ello. Además de darse cambios naturales, las actividades del ser humano afectan de lleno a la salud del planeta. La temperatura media de la Tierra es ahora 1,1°C más elevada que a finales del siglo XIX, mientras que la década del 2011-2020 fue la más cálida registrada. En esa línea, cada una de las cuatro últimas décadas ha sido más caliente que cualquier otra desde 1850. Por su parte, el nivel medio del mar a escala mundial alcanzó un nuevo máximo en 2021.
El cambio climático viene acompañado de otras consecuencias como sequías intensas, escasez de agua, incendios graves, aumento del nivel del mar, inundaciones, deshielo de los polos, tormentas catastróficas o disminución de la biodiversidad. Además, afecta a la salud de las personas o la capacidad de cultivar y producir alimentos.
Las actuaciones por parte de las administraciones y los países para frenar el avance del cambio climático están en marcha. Los países de la Unión Europea deben reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55% hasta 2030. Su objetivo es lograr que la UE sea climáticamente neutra en 2050. Alcanzar la neutralidad climática implica emitir a la atmósfera únicamente los gases de efecto invernadero que puede absorber la naturaleza, es decir, los bosques, los océanos y el suelo. Sin embargo, el cambio hacia una economía respetuosa con el medio ambiente requiere inversiones públicas y privadas. Por ello, el 30% del gasto total de la Unión Europea hasta el año 2027 se destinará a proyectos relacionados con el clima.
La entidad ha eliminado el uso de folletos informativos en papel en todas sus sucursales
Las empresas también han hecho suyo el compromiso de la transición energética y la lucha contra el cambio climático. Banco Santander, en su objetivo de alcanzar las cero emisiones netas de carbono para 2050, continúa implementando medidas para disminuir el impacto ambiental de su propia actividad a través de la reducción o la compensación de las emisiones de CO2, la reducción y gestión de los residuos de forma responsable y la sensibilización de sus empleados sobre los problemas medioambientales. Desde el año 2011 la entidad realiza diferentes iniciativas de eficiencia energética y sostenibilidad, mediante las cuales ha conseguido reducir el consumo de electricidad en un 38%, las emisiones de CO2 en un 69% y el consumo de papel en un 83%.
Sin embargo, el empeño de la compañía no cesa y está impulsando un Plan de Eficiencia Energética y Sostenibilidad 2022-2025 que incluye más de 100 medidas para reducir el consumo de energía en un 18% y las emisiones operativas en un 68%, comparado con 2019, último año comparable anterior a la pandemia.
Entre las medidas a favor de la eficiencia energética está la instalación de paneles solares en los edificios del Santander para favorecer el autoconsumo –actualmente ya hay instalados 8,8 MW en 3 países: Chile, Brasil y 20.000 placas solares en la Ciudad Grupo Santander y otros edificios corporativos en España y nuevos proyectos en curso a lo largo de este año–. La compra de electricidad renovable, que en estos momentos alcanza el 97% del total –adquirida o autoproducida–, muy cerca del objetivo del 100% para 2025, que ya se ha alcanzado en Alemania, Brasil, España, México, Portugal, Chile y Reino Unido.
También se han implementado nuevas tecnologías para reducir, en lo posible, el consumo de papel y sus residuos derivados en todos sus procesos. A esto también se suman las campañas de sensibilización para empleados sobre la importancia de reducir el consumo y los residuos.
A principios de 2024 la entidad se sumó a la eliminación del uso de folletos informativos en papel en todas sus sucursales, lo que representará un ahorro anual de más de 71 toneladas de papel. La eliminación de esta documentación equivale a casi un millar de árboles que harían falta para su producción. Ya el año pasado Banco Santander redujo un 27% el consumo de papel en España respecto a 2022.
El banco, además, es libre de plásticos de un solo uso en sus oficinas y edificios de los mercados clave desde 2021. De hecho, la Ciudad Grupo Santander, en Boadilla del Monte (Madrid) y los edificios de servicios centrales de Santander España, cuentan ya con la prestigiosa certificación Zero Waste. Desde Santander desarrollan otras iniciativas relacionadas con la contaminación plástica. En España, Polonia, Portugal y Reino Unido, el reciclaje de plástico es el origen de tarjetas bancarias desde 2021. Junto a los países mencionados destaca el stock de las tarjetas ECO en Brasil, Chile y México.
Otra de las medidas por las que también apuesta Santander son las plazas para vehículos eléctricos e híbridos enchufables en sus edificios, sin coste de electricidad para los empleados. En la actualidad ya cuenta con más de 1.700 plazas instaladas en los principales países del grupo. Esta cifra supera con creces las 1.250 que se tenían como objetivo en el plan a 2025.
La reducción del impacto ambiental en su actividad es sólo uno de los pilares en la estrategia de la entidad sobre el cambio climático, al que se suman otros fundamentales. Uno de ellos es alinear su cartera con los objetivos del Acuerdo de París. Además, quiere apoyar y acompañar a sus clientes en su propia transición verde, con la financiación o movilización de 120.000 millones de euros en financiación verde para 2025. Esta cifra aumentará a 220.000 millones de euros hasta 2030 e incluye, entre otros, financiación de proyectos, préstamos sindicados, bonos verdes, financiación de capital y exportaciones y asesoramiento. Desde 2019, Santander ha financiado o facilitado más de 115.000 millones de euros en financiación verde. Además, el banco ya incorpora las cuestiones de clima a la gestión de riesgos.
En 2030, Santander habrá dejado de dar servicios financieros a clientes de generación de energía eléctrica cuyos ingresos dependan en más de un 10% del carbón térmico. En el mismo año, el banco eliminará por completo su exposición a la minería de carbón térmico en todo el mundo.
Por su parte, la compensación de las emisiones que la entidad no puede reducir se realiza a través de proyectos certificados por los estándares más reconocidos del mercado y se seleccionan siguiendo un proceso estricto que cumple todas sus políticas medioambientales.
Para conseguir las cero emisiones netas de carbono en 2050, Santander ha ido fijando objetivos de descarbonización para sus distintas carteras. En 2021 y 2022 fijó objetivos para las carteras del segmento mayorista de generación de energía eléctrica, el carbón térmico, el petróleo y el gas, la aviación y el acero. Y en 2023 anunció nuevas metas de descarbonización para el sector de la automoción, clave para abordar la transición hacia una economía baja en carbono. Y es que la fabricación de automóviles y los préstamos de consumo para la adquisición de vehículos en Europa son las fuentes de emisiones más importantes en la cadena de valor de dicho sector.
Además, Banco Santander está trabajando en la evaluación de descarbonización de otras carteras relevantes desde el punto de vista climático dentro de los sectores hipotecario, inmobiliario comercial y agrícola, analizando el nivel de emisiones financiadas en cada caso para identificar la estrategias más adecuadas y necesarias para avanzar e estos sectores.
Producido por EcoBrands