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El Cielo Único Europeo emerge como una iniciativa crucial para optimizar el espacio aéreo del continente y reducir el impacto medioambiental derivado de la actividad de la aviación. Para ello, el proyecto trata de evitar que las trayectorias de los aviones hagan zigzags, puesto que deben seguir el diseño original de las aerovías que fueron pensadas para seguir las indicaciones marcadas por unos radiofaros fijos, lo que implica que las trayectorias de vuelo no sigan una trayectoria óptima.
A través del programa SESAR (Single European Sky Air Research), que canaliza las propuestas de I+D+i dentro del proyecto, se busca alcanzar objetivos comunes sin depender exclusivamente de acuerdos internacionales, adoptando un enfoque centrado en soluciones tecnológicas innovadoras. Esto se logra mediante una mayor coordinación y comunicación entre aerolíneas, proveedores del espacio aéreo, Eurocontrol e incluso las autoridades militares.
La coordinación efectiva entre las partes implicadas debe considerar elementos como la capacidad de las áreas de control aéreo para gestionar el tráfico eficientemente, la disponibilidad de rutas óptimas según los vientos, las condiciones meteorológicas, situaciones de congestión o consideraciones de seguridad.
Por ejemplo, hay zonas militares restringidas, que actualmente no pueden ser sobrevoladas, lo que obliga a desviarse hacia rutas alternativas y aumenta los tiempos de vuelo. No obstante, esta coordinación más estrecha permitiría sobrevolar estas áreas cuando no estén en uso, optimizando las rutas y reduciendo tanto el consumo de combustible como las emisiones de CO2.
De igual manera, se aborda el problema de la congestión aérea, donde la colaboración entre las diferentes partes interesadas podría conducir a una gestión del tráfico más eficaz, resultando en trayectorias de vuelo más eficientes.
En este escenario, Vueling y Enaire, gestor del tráfico aéreo español, han liderado un grupo de trabajo pionero en Europa que ha logrado establecer un estándar para medir la eficiencia de las rutas aéreas actuales y su impacto medioambiental. Este hito representa un cambio de paradigma significativo y un punto de inflexión crucial para la planificación más eficiente de las trayectorias aéreas.
Específicamente, este nuevo estándar proporcionará una comprensión clara de las emisiones asociadas con diversas opciones de ruta entre dos puntos dados. De este modo, se podrá determinar la opción óptima desde una perspectiva medioambiental. Esta iniciativa contribuirá al ahorro de 18 millones de toneladas de CO2 al año, el equivalente a diez viajes al día de la tierra a la luna.
Con su apuesta por este proyecto, Vueling busca solventar esas deficiencias, impulsando la creación de una herramienta que facilite los procesos de planificación de ruta. El impulso del Cielo Único Europeo supone un cambio significativo en la industria aérea, que podría traducirse en avances notables en menos de cinco años, lo que representaría un beneficio mutuo para todas las partes involucradas
Este proyecto es una de las muchas maniobras que la compañía realiza con el fin de reducir el uso de combustible y, por consiguiente, reducir las emisiones. En su hoja de ruta, además, destacan acciones para mejorar la eficiencia de las aeronaves, para la planificación y la eficiencia de las operaciones y para fomentar uso de combustibles sostenibles.
Con respecto al primer punto, la aerolínea cuenta con aviones con motores de nueva generación que permiten disminuir el consumo de combustible, lo que se traduce en recortar en torno a un 20% las emisiones respecto a sus predecesores. Además, ha aligerado el peso de los aviones, lo que implica el uso de menos combustible para su propulsión y por lo tanto una reducción de las emisiones de CO2.
Para mejorar la eficiencia de las operaciones, Vueling trabaja en tres puntos: la planificación de las rutas, la velocidad de los aviones y las maniobras que realizan los pilotos. La aerolínea, por ejemplo, identifica qué modelo de avión dentro de su flota es el más eficiente para cubrir cada uno de sus vuelos, en función de su duración.
Por último, el uso de combustibles sostenibles de aviación (SAF) puede contribuir a reducir en más de un 80% las emisiones en comparación con los combustibles tradicionales y juega un papel fundamental en la descarbonización de la aviación. Además, este tipo de combustible puede utilizar en los motores de los aviones actuales sin necesidad de aplicar ninguna modificación.
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