elEconomista.es

Ofrecido por Ibersyd

Energías limpias: liderazgo, objetivos y ruta

  • Los objetivos del cambio deben ser compartidos, alcanzables, medibles y transparentes. Los beneficios tienen que ser percibidos y repartidos
EcoBrands

*Por Jesús Alijarde Cavero, director general de Ibersyd

La energía es un concepto omnipresente en todas las disciplinas de la ciencia, lo envuelve todo, se hace presente a través de múltiples formas y se define como la capacidad de realizar un trabajo. A lo largo de toda su historia, el ser humano ha ido desarrollando nuevos y mejores sistemas de generación y aprovechamiento de energía, con el objetivo de realizar trabajos de forma más sencilla y eficiente.

Grandes saltos adelante se dieron cuando se descubrió el fuego, y cuando se inventaron herramientas y máquinas. Primero, estas máquinas permitieron aprovechar la poderosa energía del viento y las corrientes de los ríos y, posteriormente, ya en la edad moderna, se aplicaron los conocimientos en la máquina de vapor y el motor de combustión interna. Hasta el lenguaje y la escritura pueden ser almacenamientos energéticos de progreso.

En paralelo al proceso de descubrimiento e invención, las personas han experimentado el cambio que suponía la redefinición de su mundo con base en las nuevas aplicaciones energéticas y, como todo cambio, ha tenido que vencer rozamiento y resistencias en su camino. La actual situación de transición energética no es una excepción, aunque venga condicionada por la urgente y grave emergencia climática.

Grandes equilibrios de poder, toda la geopolítica construida durante la segunda mitad del siglo XX y enormes sistemas económicos están basados en el consumo del petróleo y el gas, y es lógico que quieran mantener su poder e influencia durante el mayor tiempo posible.

Por el contrario, lo que parece un contrasentido es que organizaciones medioambientales se opongan a las energías renovables en favor de un mundo continuista con el petróleo y el gas. Tampoco sería demasiado justificable que los movimientos proteccionistas nacionales más cerrados perpetúen modelos económicos de extrema dependencia exterior o que los gobiernos europeos tengan un principio fundamental como es "el que contamina paga" y, al mismo tiempo, estén implementando políticas públicas de subvención a los combustibles fósiles y creando nuevos impuestos a las energías renovables.

Por todo ello, y en el marco del Día Mundial de la Energía, me gustaría compartir unas humildes reflexiones sobre lo que considero ejes centrales del cambio necesario: liderazgo, objetivos y ruta.

Es necesario un liderazgo inspirador y ejemplarizante, con mensajes claros, consecuentes y que asuma las consecuencias de los actos con transparencia y responsabilidad. No se pueden permitir bandazos o cambios de sentido en materia energética, porque las decisiones de hoy tendrán efectos en los próximos diez o veinte años.

Tampoco se puede ocultar o suavizar la profundidad del cambio por miedo a la simple pérdida de votos en unas próximas elecciones; todas las personas y todos los sectores económicos tendrán que transformarse: la resistencia por mantenerse como hasta ahora solo generará rozamiento y perdida de energía.

Los objetivos del cambio deben ser compartidos, alcanzables, medibles y transparentes. Los beneficios tienen que ser percibidos y repartidos; de otro modo, solo conseguiremos perpetuar el sistema y dar sentido a la famosa frase de El Gatopardo: "Que todo cambie para que todo siga como está".

Por último, el camino que debemos recorrer supone el esfuerzo de todas las personas que transitamos el cambio para verificar que seguimos persiguiendo los mismos objetivos y que la dirección no ha caído en la entropía. Nos obliga a ser ciudadanos cada vez mucho más responsables, no individuos egoístas, y a entender que hay decisiones y consecuencias de corto, medio y largo alcance: nuestra vida debe adaptarse lo máximo posible a la vida ideal con la que conseguiremos alcanzar los objetivos como sociedad.

Se generarán nuevas crisis y se sucederán también nuevas catarsis, que alumbrarán a su vez nuevos saltos hacia adelante y que, una vez consolidados, pondrán ya en el olvido el sistema obsoleto ya superado.

En cualquier caso, comparta o discrepe de esta reflexión, es una obviedad que la energía, su utilización y las formas de distribución y consumo seguirán marcando el devenir de nuestro día a día, con nuevos sistemas de aprovechamiento y transformación, donde cada individuo tendrá que decidir en qué lado de la ecuación se pone, si en el del cambio o en el del rozamiento.

Producido por EcoBrands