La electrificación ha sido, hasta el momento, la solución preferida para reducir las emisiones de CO2. Es cierto que la electricidad, especialmente la renovable proveniente de energías como la eólica o la fotovoltaica, que son las grandes generadoras nacionales (la primera y la tercera, respectivamente), puede jugar un papel muy importante en la descarbonización, pero, en sectores como el transporte pesado o la industria, este método no es del todo efectivo.
Ante este contexto, son varias las alternativas que están surgiendo en el mercado de la movilidad sostenible. Una de ellas son los biocombustibles, un combustible renovable que proviene de materia orgánica y que puede sustituir a los carburantes tradicionales. Este origen biológico es su rasgo diferencial, ya que hace posible reducir las emisiones netas de CO2 hasta en un 90% respecto a los combustibles actuales.
Hasta ahora existían los llamados biocombustibles de primera generación (1G), que son aquellos que provienen de cultivos agrícolas como la caña de azúcar, la remolacha o los cereales, o bien de aceites como la colza o la soja. Sin embargo, ha comenzado a extenderse el desarrollo de los de segunda generación (2G), que cuentan con la ventaja de no competir con la alimentación, ya que se producen a partir de residuos orgánicos como aceites usados de cocina, desechos agrícolas o ganaderos o biomasa forestal, entre otros. Estos últimos, además, fomentan la economía circular "al aprovechar residuos que de otra forma terminarían en el vertedero", explica Álvaro Macarro, responsable de Aviación Sostenible de Cepsa.
El auge del turismo no se entiende sin el de la aviación. Gracias al aumento de vuelos nacionales e internacionales, el sector turístico ha pasado a ser en España uno de los pilares de la economía, aportando un 12,2% del PIB nacional, pero también ha conllevado un aumento de emisiones de gases de efecto invernadero. En concreto, esta actividad se estima que es responsable del 3% de las emisiones en todo el planeta.
Es por ello por lo que, por un lado, resulta fundamental poder seguir disfrutando de este transporte por todos los beneficios que aporta a la economía, pero a la vez el sector de la aviación debe crecer de manera responsable con el medioambiente. Esto es lo que está intentando Cepsa, promoviendo el uso del combustible sostenible para la aviación (SAF, por sus siglas en inglés) para reemplazar total o parcialmente al queroseno tradicional. "Al tener una naturaleza química similar al combustible habitual, no es necesario realizar ningún cambio en los motores de los aviones. España, que ya es líder en turismo, tiene ahora también la oportunidad de ser un líder en turismo sostenible", argumenta Macarro.
La compañía se ha convertido en la primera energética en comercializar SAF en cinco de los principales aeropuertos españoles (Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca, Málaga y Sevilla), por los que cada año pasan más de 160 millones de viajeros, lo que supone el 60% del tráfico de pasajeros nacional. En 2022, ya fue pionera en el sur de Europa al suministrar en una prueba piloto en Sevilla SAF suficiente para cubrir 400.000 kilómetros de vuelo, el equivalente a dar diez vueltas al mundo. En concreto, más de 200 vuelos partieron con un 4,5% de SAF en los depósitos, superando el objetivo del 2% que establece la Unión Europea para 2025.
Pero esto es solo el principio. Cepsa está estableciendo alianzas con distintas aerolíneas como Iberia, TUI, Vueling o Air Europa, entre otras, para impulsar su utilización. La colaboración con esta última ya ha permitido que se esté utilizando SAF en el primer vuelo mensual Madrid - La Habana que opera la aerolínea. Asimismo, para 2030, la compañía, en línea con su estrategia Positive Motion, tiene como objetivo alcanzar una capacidad de producción de SAF de 800.000 toneladas anuales, lo que supondría reducir notablemente el impacto medioambiental de la aviación.
Pero esto es solo el principio. Cepsa está estableciendo alianzas con distintas aerolíneas como Iberia, TUI, Vueling o Air Europa, entre otras, para impulsar su utilización. La colaboración con esta última ya ha permitido que se esté utilizando SAF en el primer vuelo mensual Madrid - La Habana que opera la aerolínea. Asimismo, para 2030, la compañía, en línea con su estrategia Positive Motion, tiene como objetivo alcanzar una capacidad de producción de SAF de 800.000 toneladas anuales, lo que supondría reducir notablemente el impacto medioambiental de la aviación.
Este tipo de proyectos impulsados por grandes empresas, unido a los objetivos marcados por la Unión Europea en su iniciativa ReFuelEU Aviation para descarbonizar la aviación, hará en los próximos años veamos el despegue definitivo en el uso de SAF y, con ello, el auge del turismo sostenible.
Producido por EcoBrands