El agua es uno de los bienes más preciados de este planeta. Con la ausencia de la misma, no hay compatibilidad posible con la vida, y su escasez preocupa y mucho. El cambio climático ha hecho que la preocupación por este bien aumente cada vez más. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), la cantidad de agua dulce per cápita ha disminuido un 20% en los últimos 20 años, y ya afecta a más del 40% de la población mundial.
En concreto, España es uno de los países que más se han visto afectados por esta situación, tanto por falta de lluvias como por inundaciones. El año 2021-2022 fue el tercero más seco desde que hay registros, mientras el 2022-2023 terminó con un 12% de precipitaciones por debajo de lo normal, convirtiéndose así en el sexto más seco del siglo XXI. A su vez, las inundaciones son la catástrofe natural que costo económico implica en España. Hasta 800 millones de euros al año, según el Consorcio de Compensación de Seguros y el Instituto Geológico y Minero. Esto deja en evidencia que los fenómenos extremos son más comunes, y esto está provocando un impacto en los recursos hídricos, tanto en su disponibilidad como en su calidad y, en consecuencia, en la salud de los ecosistemas y de las propias personas.
De esta manera, la transformación global y a varios niveles para mejorar esta situación es obligada. Solo así se podrá garantizar el suministro para las personas, la industria y la agricultura. Por este motivo, Veolia está comprometido en la lucha contra el cambio climático y se postula como un referente mundial de la transformación ecológica. Guiado por su propósito, el grupo actúa cada día para descarbonizar, descontaminar, preservar y regenerar los recursos, con el objetivo de mejorar la salud y la calidad de vida de las comunidades. Agbar, integrada en Veolia como hub de conocimiento del agua, refuerza la actividad del grupo, con servicios de gestión integral del ciclo integral del agua y de preservación del medioambiente.
Una preservación en la que la economía circular debe ser la protagonista, tanto para evitar una mayor escasez de agua aprovechando al máximo los recursos hídricos, como para avanzar en la transformación ecológica, generando el menor número de residuos posibles.
Galicia es por excelencia uno de los territorios donde más llueve en España. Su clima oceánico ha hecho que haya sido conocida históricamente como la "Tierra de los mil ríos". Sin embargo, en los últimos años la falta de lluvias está azotando a esta zona provocando largas temporadas de sequía, que tienen como consecuencia desde la restricción de uso común para los vecinos como las dificultades para la ganadería y agricultura.
Ante este contexto, Viaqua, empresa gallega del grupo, hace todo lo posible por gestionar el agua de la manera más eficiente posible. La compañía, que gestiona los recursos hídricos de más de 765.000 habitantes entre las cuatro provincias gallegas, está aplicando tres proyectos innovadores haciendo el foco en la digitalización y descarbonización, en la prevención de la contaminación y en el aprovechamiento mediante la economía circular.
El primero de ellos es el Centro Mixto de Investigación CIGAT Circular. Este se está encargando de descarbonizar la economía gallega a través de la conversión de residuos en recursos de alto valor añadido, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 y la Estrategia Gallega de Cambio Climático y Energía 2050.
Así, se busca entre otras metas la eliminación de microplásticos para la reutilización del agua, además de desarrollar una plataforma digital circular para fomentar la eficiencia energética.
El proyecto, en colaboración entre Viaqua, Cetaqua Galicia y la Xunta de Galicia, a través de la Axencia Galega de Innovación (GAIN), cuenta con un presupuesto de 3,5 millones de euros.
El segundo plan de Viaqua apuesta por mantener el agua disponible lo más limpia y pura posible. Ante una mayor contaminación en los entornos urbanos e industriales, las lluvias en estos terrenos pueden provocar que esa agua acabe en la red fluvial, propagando su contenido en metales pesados, hidrocarburos, microplásticos y contaminantes orgánicos persistentes. Todos estos elementos acaban en la captación de agua urbana a través de procesos de infiltración o escorrentía.
Por esta situación, las directrices europeas obligaron a regular el tratamiento de las aguas de escorrentía, que fue el motivo por el que nació WATERUN. Este proyecto proporcionará sistemas descentralizados de gestión de las aguas de escorrentía urbana basados en infraestructuras verdes y sistemas de drenaje urbano sostenibles para mitigar la contaminación difusa de las aguas pluviales y favorecer su reutilización.
Por último, el proyecto Ruagua tiene el propósito de generar un impacto positivo a través de la economía circular en el municipio de A Rúa (Ourense).
Este programa, seleccionado como una de las tres propuestas ganadoras que formarán parte del Proyecto DEMOS (una iniciativa de la Fundación Cotec e IKEA que busca medir el impacto social, económico y ambiental de la economía circular en comunidades rurales), establece un modelo de valorización con los ejes agua-energía-residuos. En cuanto al primero, acercará a todos los sectores productivos de forma integral, digital y ágil, el agua regenerada, garantizando el suministro en tiempos de sequía. El eje de residuos-energía, en cambio, buscará disminuir el uso de fertilizantes y químicos, ofreciendo un compost de calidad, impulsando las energías renovables y reduciendo las emisiones.
Producido por EcoBrands