Cuidar el medioambiente ya no es una preocupación menor. Los tiempos en los que el tema de la sostenibilidad era olvidado por las grandes compañías e, incluso, por los ciudadanos ha quedado atrás. Proteger nuestro entorno es prioritario si se quiere garantizar un planeta próspero para las generaciones venideras. Pero no solo es una cuestión de futuro, sino también de presente.
Para lograr esto, es importante utilizar los recursos naturales de manera racional. De esta forma, se protege la Tierra, la humanidad y a todos los seres vivos con los que convivimos. Así, el desarrollo sostenible mejora la calidad de vida de los individuos, protege el ecosistema y preserva los recursos naturales para el futuro.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) somos 7.700 millones de personas. Una cifra que podría aumentar para el 2050 a los 10.000 millones. Cada uno de nosotros consume, se mueve y utiliza recursos finitos. El actual ritmo de consumo no es compatible con la vida a largo plazo. Sin embargo, si cada uno aportase su granito de arena sería posible mantener casi el estado actual de producción y consumo, pero impactando en menor medida sobre el planeta. Para conseguir esto, se hace necesario una concienciación global. Algunos estudios, como el realizado por la Universidad de Michigan en Estados Unidos, afirman que actuamos por consenso, es decir, las acciones de cada individuo sirven de inspiración para el resto. Por tanto, los expertos hablan de hacer pedagogía ambiental para incidir en cada individuo.
Así, independientemente del lugar de nacimiento o la actividad que realicemos, debe existir una obligación moral entre las personas con las generaciones que habiten en un futuro y con las especies convivientes. Practicar la sostenibilidad debe ir de acuerdo a tomar decisiones que permitan brindar un futuro seguro y habitable para todos. De otra forma, agotar los recursos del planeta generará consecuencias muy graves para el día de mañana.
Pero es que además, no solo el medio se ve afectado, sino que también repercute directamente en la salud. Reducir la huella de carbono permite mantener una buena calidad del agua y del aire, lo que genera un entorno más favorable para la vida. A nivel económico, la sostenibilidad también juega un papel importante. Llevar a cabo ciertas prácticas individuales o, incluso, a nivel comercial puede afectar positivamente al bolsillo. Iniciativas como utilizar iluminación de bajo consumo o apostar por energías como la eólica y solar puede ayudar a reducir las facturas mensuales.
¿Qué podemos hacer para ser más sostenibles? La Agenda 2030, el ambicioso plan que busca alcanzar el equilibrio perfecto entre el planeta y sus habitantes antes del año 2030, señala una serie de medidas relativas para llevar un estilo de vida sostenible. Para lograr un consumo responsable, algunas medidas que se pueden adoptar son reducir el desperdicio de comida y de agua o aplicar la eficiencia energética. Precisamente la alimentación es más importante de lo que parece. Este ambicioso plan propone consumir alimentos ecológicos y comer más frutas y verduras, en detrimento de carnes y pescados.
Relacionado con el consumo de productos, la moda es una de las grandes señaladas en este problema, especialmente si se atiende a los datos. La industria de la moda supone el 10% de las emisiones totales de CO2, más de lo que emiten en conjunto la industria aeronáutica y la naviera. Además, el sector textil es el segundo que más agua consume, un 20% del total, es decir, el equivalente a lo que beben cinco millones de personas en un año, según datos de la Unión Europea. Una buena manera de combatir esto es apostar por la compra online, ya que análisis recientes, como el "Environmental Analysis of US Online Shopping" de la Universidad de Boston, afirman que consumir en tiendas físicas genera más huella de carbono. La razón está en que los distribuidores o empresas de logística utilizan sistemas de reparto más eficientes que un consumidor cuando va de compras en coche.
Otra gran área que tiene mucho impacto en el entorno es la movilidad. En este sentido, existen múltiples opciones para reducir nuestra huella. Algunas de ellas pasan por optar por el coche eléctrico o la bicicleta, así como fomentar el carsharing (compartir vehículo) y el transporte público. Lo que se conoce como transporte ecológico.
Las empresas tienen mucho que decir en este proceso. Ahora más que nunca es importante contar con empresas de confianza en temas de sostenibilidad. En el mundo empresarial, este desarrollo se asocia a aquellas organizaciones que tienen en cuenta todo, desde la fabricación hasta la logística y el servicio al cliente. Las compañías pueden, y deben, fomentar el cuidado del entorno. Se pueden llevar a cabo muchas medidas como apostar por las facturas sostenibles, es decir, aquellas que se pueden enviar a través de un correo electrónico y no necesitan papel. Así se consume menos de este recurso, reduciendo la tala de árboles, al mismo tiempo que permite tener los documentos más organizados y accesibles. Otra característica que cada vez buscan más los clientes es que las empresas apuesten por materiales reciclados, ya sea en ropa (ecológica y sostenible) o cubiertos y vasos de cartón.
Saber escoger una empresa con consciencia ayuda al planeta y a uno mismo. Por eso, Cofidis destaca por encima del resto. La financiera de referencia pone en práctica muchos de los puntos señalados y, además, lleva a cabo distintas acciones para hacer que el desarrollo de su actividad sea más sostenible, por ejemplo, a través del bosque Cofidis, con el que firmar un préstamo equivale a plantar un árbol. Más allá de eso, la compañía ha contenido su huella de carbono un 45% entre el año 2020 y el año 2021, gracias a acciones como la reducción del uso del papel un 54%, a la firma digital de un 90% de los contratos de financiación, reducción de un 77% las emisiones derivadas del cambio a energía verde y el reciclaje de 45 toneladas de residuos en los dos últimos años.
La protección del medio ambiente es un reto que Cofidis ha aceptado con gran entusiasmo. Su ambicioso objetivo pretende reducir su huella de carbono en un 30% para este 2023. De hecho, han elaborado una lista en la que recogen pequeños gestos que pueden ayudar a mitigar el cambio climático: consumir marcas y productos sostenibles, reutilizar prendas de ropa, apagar aparatos con el botón de off, usar el contenedor orgánico, elegir agricultura de proximidad, comprar productos a granel, escoger productos sostenibles, realizar turismo local, iniciarse en el autoconsumo y respaldar proyectos de reforestación.
Al mismo tiempo, están movilizando a todos sus empleados a través del enfoque #LikeMyPlanet para que cada uno de ellos se convierte en un agente de cambio. Este programa apoya a los empleados en la producción y en la realización de ideas encaminadas a mejorar el impacto medioambiental de la actividad que realiza la empresa. Esta propuestas pasan por el comité de dirección y, si el proyecto es validado, cuentan con los recursos presupuestarios y el tiempo asignado para hacerlo realidad.
Además de todo lo anterior, Cofidis trabaja con sus filiales para contribuir a la transición energética y ecológica. Entre las medidas aplicadas están el bajo consumo energético en las oficinas como en España y Portugal, instalación de paneles fotovoltaicos en sus edificios, uso sistemática del papel reciclado, prohibición de vasos plásticos y promoción y protección de la biodiversidad, como el recinto de su campus en Francia. En definitiva, la elección de una empresa sostenible es el granito de arena que cada uno de nosotros puede aportar.
Producido por EcoBrands