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¿Crisis? ¿Qué crisis?

  • Los contribuyentes merecen que sus impuestos no solo financien gastos corrientes, devolución de deuda o tapar agujeros

Dicen que no hay que nombrar la soga en casa del ahorcado. Pero si es el propio ahorcado el que no para de nombrarla, algo pasa. ¿Crisis? ¿Qué crisis? No hay crisis, no hay crisis, no hay crisis,... pero aprobamos medidas anticrisis. ¿Hay crisis o no?

Veamos: prescindiendo de las medidas anticrisis de la gran crisis de 2008 y de las medidas anticrisis motivadas por la gran crisis de la Covid-19, los efectos de la guerra de Ucrania han traído -junto a los arrastres de las anteriores- la aprobación de tres paquetes, tres, de medidas anticrisis. El más reciente de ellos, con un coste de 10.000 millones de euros (RDL 20/2022, de 27-12-2022), ha supuesto –en un año electoral, por cierto- la aprobación del nuevo cheque ayuda de 200 euros para trabajadores y autónomos con rendimientos inferiores a 27.000 euros anuales, rebajas del IVA en la cesta de la compra -con tipos reducidos y tipos 0%-, nueva reducción del precio de los abonos-transporte, incrementos notables en las pensiones contributivas y no contributivas y en el ingreso mínimo vital, descuentos en carburantes para profesionales, prórroga de la limitación al 2% del incremento del precio de los alquileres para todo 2023, y aun podríamos enmarcar aquí también la subida del SMI o el tratamiento de la Deducción por Maternidad en el IRPF, por un lado para permitir su compatibilidad transitoria, en 2023, con el complemento de ayuda para la infancia, como manifestación del ingreso mínimo vital, y, por otro, muy importante, para extender la deducción a madres en situación de desempleo, desligando la deducción de las cotizaciones satisfechas a la Seguridad Social.

El segundo paquete anticrisis (RDL 11/2022, de 25-06-2022) -con un coste de 9.000 millones de euros-, supuso bonificaciones para las familias, sectores específicos y rebajas fiscales: reducción del coste de abonos en el uso de transporte público, reducción del IVA de la luz y de las mascarillas, bono social, flexibilización de los contratos de gas y limitación del precio del gas butano, reducción del 0,5% del Impuesto Especial a la Electricidad, supresión del Impuesto de Generación de la Electricidad, bonificación de 20 céntimos por litro de combustible, mantenimiento del Ingreso Mínimo Vital, tope a la subida en alquileres, ayudas directas de 200 euros a determinadas personas, aplazamientos de pago a la SS para determinados sectores, la "moratoria contable",... y el anuncio de la subida de las pensiones y del impuesto a los ricos, a las eléctricas y a la banca.

Por último, el primer paquete de medidas anticrisis (RDL 6/2022, de 29-03-2022) -con un coste de 16.000 millones de euros-, introdujo actuaciones en el ámbito energético que afectaron a sectores como el transporte, el pesquero o el agrícola y ganadero, entre otros, ayudas directas, reducciones fiscales o bonificaciones en el precio final de determinados productos energéticos, bono social, apoyo al autoconsumo eléctrico y las energías renovables, diversas medidas de apoyo a trabajadores y colectivos vulnerables, incremento del importe del ingreso mínimo vital, limitaciones al coste del alquiler, aplazamientos especiales en cotizaciones a la SS...

Y, además de todo ello, la línea de préstamos y avales ICO. Y, por si fuera poco, los efectos tributarios indeseados de algunas de tales medidas (como la no consideración como exentas de algunas ayudas públicas, por ejemplo).

¿Hay crisis o no? ¿Serán suficientes tales medidas para despejar los efectos del llamado "impuesto invisible", el "impuesto silencioso", el "impuesto más injusto", es decir, la inflación? ¿Servirán para reducir significativamente el número de concursos o de cierres empresariales o de bajas de autónomos? ¿Servirán para crear un tejido empresarial generador de riqueza y empleo suficientemente saneado y no hipotecado? Desde 2008 hasta este 2023 la práctica totalidad de las medidas adoptadas tienen un marcado acento temporal, coyuntural, meramente paliativo y transitorio.

Los contribuyentes merecen que sus impuestos no solo financien gastos corrientes, devolución de deuda, tapar agujeros... sino que sirvan para transformar realmente nuestra sociedad, para hacerla menos dependiente y frágil.

Algunas medidas que pueden aliviar la situación de "No Crisis" por la que atravesamos: recuperar deducciones por creación y mantenimiento de empleo, flexibilizar y facilitar aplazamientos y fraccionamientos, flexibilizar y facilitar la financiación pública y privada para el sostenimiento de la actividad productiva, crear regímenes especiales para las empresas de nueva creación que no sean startups o emergentes, pero con un régimen favorecedor de la actividad -como el que se ha diseñado para éstas-, recuperar los incentivos máximos para las aportaciones a Sistemas Privados de Previsión Social (Planes de Pensiones, Mutualidades...), que permitan suavizar los desequilibrios del sistema público de pensiones,... Posibilidad y oportunidad: ambas existen, y pueden cohabitar con elecciones ¿complicado?

*Por Fernando Jesús Santiago Ollero, presidente del Consejo General de los Colegios de Gestores Administrativos

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