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Cisco García: "No hay que tenerle miedo al fracaso. Es parte de la vida y del proceso"

  • "Lo que cada día me recuerda la silla y mi cicatriz es que solo tenemos una vida. Hay que vivirla al máximo y enfrentarse a nuestros miedos"
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ElEconomista.es, en colaboración con la Corporación VÍA ÁGORA, inicia un ciclo de charlas inspiracionales para dar a conocer a las personas más influyentes del panorama nacional en diferentes disciplinas.

En este primer vídeo, Cisco García, tenista profesional en silla de ruedas, nos cuenta su historia de superación y cómo encontró en el deporte una nueva oportunidad. Un testimonio cargado de esperanza y positivismo.

Cisco se dedica de forma profesional al tenis en silla y cuenta con 323 mil seguidores en Instagram. Sin embargo, no siempre fue así. Antes del 28 de diciembre de 2015, se dedicaba a la abogacía y era aficionado al snowboard, hasta que un accidente cambió su vida para siempre.

Él mismo relata lo sucedido en esta charla, donde explica que este suceso le cambió la vida. "Parecía que todo había terminado para mí", afirma el cordobés, "pero la vida seguía y yo tenía que seguir".

"La gente ahora solo quiere el brillo de las cosas, ignorando el tiempo y el esfuerzo que ese brillo requiere"

Para Cisco, lo más duro fue pasar a depender de la ayuda del personal médico para hacer cualquier cosa, lo cual supuso para él "un descenso a los infiernos". Sin embargo, explica que "con el tiempo y con esfuerzo", en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo aprendió a ser independiente, lo que "cambió todo".

Para dar ese paso fue clave lograr la "aceptación" de lo que había sucedido y de su situación, de esa manera, pudo retomar su vida en el punto en el que se había detenido.

"La gente ahora solo quiere el brillo de las cosas, ignorando el tiempo y el esfuerzo que ese brillo requiere. Si luego les llega una adversidad, desisten porque querían triunfar y no ir por caminos empedrados. Todo camino al éxito es empedrado, aunque muchas veces no lo vemos. ¿Qué estás dispuesto a aguantar? Saber lo que quieres es fácil, pero ¿cuánto estás dispuesto a luchar por conseguirlo? En definitiva, queremos el premio, pero no la lucha. Queremos la meta, pero no estamos dispuestos a liberar los baches del camino", reivindica.

"No puedes pretender ser libre y que no te pase nada. Si haces cosas, te pasan cosas, y si decides llevar un determinado tipo de vida, tienes que asumir las consecuencias, tanto las buenas como las malas"

Y es que, aunque la lesión le cerró muchas puertas, le abrió otras, como el tenis en silla de ruedas profesional, que con el paso del tiempo sustituyó a la abogacía como su profesión. "Siempre he confiado más en el sudor que en las lágrimas", manifiesta Cisco. Y es que, aunque en un primer momento este deporte se le resistía, la situación cambió gracias a su esfuerzo y a no rendirse.

"Si algo te ruge bien dentro, si te quema las entrañas, si te sale por cada poro de tu piel, tienes que hacer todo lo posible por conseguirlo, disfrutando del camino".

El discurso de Cisco es un canto a la vida y a la valentía. "En mi historia hubo mucho de inconformismo, el no querer conformarme con esa supuesta situación en silla, de una vida tranquila sin emociones. Me rebelaba ante eso. Pero, además, hubo otra parte importante de responsabilidad por mis propios actos. Yo elegí saltar, y ahora soy yo quien tiene que salir de esta", apostilla, "no puedes pretender ser libre y que no te pase nada. Si haces cosas, te pasan cosas, y si decides llevar un determinado tipo de vida, tienes que asumir las consecuencias, tanto las buenas como las malas".

Además, insta a todo el mundo a no tenerle miedo al fracaso, puesto que es "parte de la vida y del proceso", de manera que "si algo te ruge bien dentro, si te quema las entrañas, si te sale por cada poro de tu piel, tienes que hacer todo lo posible por conseguirlo, disfrutando del camino".

"Lo que cada día me recuerda la silla y mi cicatriz es que solo tenemos una vida. Hay que vivirla al máximo y enfrentarse a nuestros miedos".

Por su parte, considera que la silla y su cicatriz le recuerdan cada día "que solo tenemos una vida" y, por ello, "hay que vivirla al máximo y enfrentarse a nuestros miedos".

"Una de las cosas que he aprendido estando en silla de ruedas es que el miedo es muy cobarde. En cuanto le plantas cara, sale corriendo. En cambio, como no te enfrentes se hace grande hasta que se convierte en gigante", concluye.

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Este contenido ha sido elaborado por EcoBrands, unidad Branded Content de elEconomista.es para Corporación VÍA ÁGORA

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