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Las 9 tendencias de inversión en las que fijarse a largo plazo

  • Ofrecido por Deutsche Bank
  • La protección de los recursos naturales, el aumento de la población y el desarrollo de nuevas tecnologías son la clave

Se espera que la población mundial alcance los 8.500 millones en 2030, los 9.700 millones en 2050 y los 10.400 millones en 2100, según Naciones Unidas. Estas apabullantes cifras implicarán mayores necesidades de alimentación, de atención sanitaria, de salubridad o de infraestructuras, entre otras.

"A nuestro modo de ver, estos son los principales desafíos mundiales: cómo gestionar y conservar nuestros recursos mundiales de forma adecuada, cómo sustentar a la población mundial y cómo desarrollar las tecnologías clave que nos ayuden a conseguirlo", señalan desde Deutsche Bank.

Estas tendencias transformadoras están llamadas a provocar cambios estructurales en la sociedad y en la economía, por lo que se trata un proceso a largo plazo. Esta perspectiva, por otro lado, pone de manifiesto que, desde el punto de vista de la inversión, son una oportunidad para aprovechar el mundo que se va a configurar.

A este respecto, Deutsche Bank ha identificado nueve temas de inversión a largo plazo (LTIT) englobados en tres grandes áreas: Transición de recursos, que comprende transición energética, recursos terrestres y economía azul; Apoyo a la población, que incluye salud y MedTech, infraestructuras, millenials y Generación Z y, por último, Tecnología de próxima fase, abarcando los temas de movilidad inteligente, inteligencia artificial y ciberseguridad.

Transición energética

El cambio climático y los problemas que están surgiendo de la dependencia energética, como está poniendo de manifiesto la guerra entre Rusia y Ucrania, provocará que el desarrollo de nuevas fuentes de energía siga siendo uno de los ejes de la política gubernamental.

En este contexto, la agencia internacional de renovables Irena estima que la inversión que hace falta a nivel mundial para asegurar la transición energética asciende a 130 billones de dólares (unos 120 billones de euros). En términos anuales, la inversión necesaria para completar el proceso hasta 2050 debe casi triplicar el dinero invertido hasta ahora.

"Las Inversiones en energías renovables pueden hacerse en varios eslabones de la cadena: en tecnología de producción (electrolizadores), en infraestructura de distribución (tuberías) o en tecnologías de uso", apuntan desde Deutsche Bank.

Recursos terrestres

Solo en agua, el gasto anual en el suministro deberá triplicarse hasta alcanzar los 114.000 millones de dólares en la próxima década, según Naciones Unidas. Este dato pone de relieve el uso intensivo de los recursos terrestres (minerales, hídricos, vegetales o animales) que será necesario.

Por ello, de cara las generaciones futuras, la gestión que los preserve será esencial. Sobre todo, teniendo en cuenta los efectos impredecibles del cambio climático. Si bien se está desarrollando tecnología que abra nuevas vías para abordar este desafío, serán necesarias grandes inversiones de capital.

"En algunos sectores, la inversión puede proceder de empresas que coticen en bolsa, como en el de la energía, el agua o la gestión de residuos. Las inversiones privadas podrían realizarse, directa o indirectamente, en empresas más pequeñas, innovadoras y con un enfoque más limitado a una fase más temprana de sus ciclos de crecimiento. Están surgiendo asimismo nuevas formas de inversión, por ejemplo, a través de créditos de carbono voluntarios basados en la gestión de recursos centrados en la naturaleza forestal o marina", indican desde Deutsche Bank.

La economía azul

Se estima que los océanos proporcionan 2,5 billones de dólares anuales en bienes y servicios y poseen activos por valor de unos 24 billones de dólares. Es en este contexto donde entra en juego la conocida como economía azul. De manera amplia, se trata de la actividad económica que está directa o indirectamente relacionada con los océanos, el medio costero y los ríos.

Como señalan desde Deutsche Bank, "es probable que lograr una economía azul sostenible ofrezca muchas oportunidades de inversión, no solo a través de nuevos sectores, sino también a medida que se reconsideren las cadenas de valor de las industrias existentes". Es el caso de las tecnologías limpias, las energías renovables, la mejora de la industria pesquera o de la defensa de las costas frente a los efectos derivados del cambio climático.

"La exposición a renta variable es posible a través de empresas más grandes que participen en partes de la economía marítima. Por su parte, los mercados privados pueden ayudar a los inversores en empresas o tecnologías emergentes. Entre las nuevas formas de inversión figuran los bonos azules (de gobiernos, organizaciones de desarrollo o empresas individuales). Asimismo, la inversión en ecosistemas marinos y costeros -como los manglares- puede verse facilitada por el creciente interés en los créditos de carbono azul como parte del fuerte crecimiento previsto del mercado de carbono voluntario", destaca la entidad.

Salud y 'MedTech'

La necesidad de tratar cada vez a un mayor número de personas, junto con un aumento del envejecimiento de la población, sitúan la inversión en sanidad en un foco de crecimiento. Una industria en la que la tecnología juega un papel crucial. A este respecto, "la sanidad, la biotecnología y la tecnología de la información se combinan para ofrecer nuevas oportunidades de mercado, por ejemplo, en forma de telemedicina, supervisión a distancia, tecnología médica o inteligencia artificial. La IA se está utilizando, por ejemplo, para descubrir nuevos compuestos químicos y medicamentos", subrayan desde Deutsche Bank.

Como explica la entidad, existe un gran número de métodos de inversión, tanto en subsectores consolidados como en emergentes. En los mercados públicos, las inversiones pueden realizarse a través de valores individuales y existen muchos ETF que cubren diferentes aspectos de los sectores de la sanidad y del MedTech. Asimismo, existen muchas oportunidades en el mercado privado, tanto en los subsectores ya consolidados como en los emergentes.

Infraestructuras

Naciones Unidas estima para el año 2050 casi el 70% de la población vivirá en ciudades, lo que implicará una fuerte inversión en infraestructuras para adaptarse a esta fotografía. Además, el interés por la inversión en infraestructuras se está ampliando para incluir infraestructuras sociales y de información no físicas, más allá de las tradicionales como las redes eléctricas y de fibra óptica, las torres de comunicación, los gasoductos y sus depósitos, las autopistas, los puertos, los puentes y los aeropuertos.

"El valor del mercado global de infraestructuras registradas asciende a unos 7 billones de dólares. Los mercados privados ofrecen una amplia gama de emisores, lo que podría permitir a los inversores elegir inversiones más específicas, gracias en parte a los objetivos fijados por las instituciones públicas. Europa es el mayor mercado de financiación privada de infraestructuras", destacan desde Deutsche Bank.

'Millennials' y 'Generación Z'

Una de las principales características de los millenials (ahora tienen entre 25 y 40 años) y la Generación Z (nacidos entre 1995 y 2010) es que son nativos digitales, por lo que la tecnología e Internet tienen un impacto significativo en su manera de consumir y en su toma de decisiones. Además, sus valores son muy diferentes a los de otras generaciones.

Para Deutsche Bank, "su poder adquisitivo seguirá siendo elevado y podrían tener una influencia creciente en la toma de decisiones políticas (en política económica, por ejemplo) a medida que disminuye el número relativo de votantes mayores de la generación de los baby boomers".

Para aprovechar esta evolución hay que fijarse en las redes sociales y el entretenimiento, la salud y la forma física, la moda y sus complementos, la comida y la bebida, los viajes y el ocio, así como los servicios financieros. "Las pequeñas empresas que se centran especialmente en esta generación no suelen abundar en los mercados cotizados. Los mercados privados ofrecerán una serie de oportunidades en estas áreas", remarcan desde Deutsche Bank.

Movilidad inteligente

Hablar de movilidad inteligente no es hacerlo solo de vehículos autónomos o eléctricos. Abarca todo lo relacionado con una movilidad energéticamente eficiente, de bajas emisiones, segura, cómoda y rentable.

De ahí que sea posible invertir en empresas que puedan beneficiarse de las tecnologías de almacenamiento de energía, los vehículos autónomos, la movilidad compartida y los nuevos métodos de transporte. "Algunas serán del sector de las tecnologías de la información, pero los sectores de consumo discrecional, industrial y de materias serán, asimismo, relevantes. Por lo tanto, las inversiones pueden cubrir toda la cadena de suministro, desde la producción hasta el software", explican desde Deutsche Bank.

Inteligencia artificial

El mercado de la IA está valorado en unos 330.000 millones de dólares. Entre los aspectos clave figuran el deep learning o aprendizaje profundo, la programación neurolingüística (PNL), el reconocimiento de imágenes, el reconocimiento del habla y los chatbots, la computación en la nube y la ciberseguridad. "Es probable que un rápido crecimiento adicional en los volúmenes de datos creados, capturados, copiados y consumidos acelere la mejora de las capacidades de la IA", remarca la entidad.

A este respecto, la mayoría de las oportunidades de inversión se encuentran en el sector de las tecnologías de la información, seguido del sector de las comunicaciones. "Estos campos incluyen disposiciones de conjuntos de datos, agentes automatizados de atención al cliente, recomendaciones y automatizaciones de procesos de venta, inteligencia y prevención automatizada de amenazas, automatización de TI y análisis e investigación de fraudes", subrayan desde Deutsche Bank.

Ciberseguridad

Obviamente, la creciente interconexión de nuestro mundo (como el número cada vez mayor de usuarios de Internet, el Internet de las cosas, el metaverso o la inteligencia artificial) incrementa los peligros potenciales. Por ello, los consumidores, las empresas y los gobiernos están gastando más en ciberseguridad y se espera que esta tendencia al alza siga creciendo.

Para aprovechar esta tendencia desde el punto de vista de los inversores, Deutsche Bank destaca que "el sector está dominado en la actualidad por empresas consolidadas que se centran en la ciberseguridad, pero grandes operadores del mercado con modelos de negocio más amplios podrían entrar en esta área. En el otro extremo de la escala, las pequeñas empresas especializadas en áreas emergentes pueden ofrecer, asimismo, oportunidades interesantes".

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