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La ruta hacia la descarbonización del transporte marítimo

  • El 80% del volumen del comercio mundial se desplaza por nuestros mares y océanos
  • Los combustibles de baja huella de carbono son una alternativa prometedora para contribuir a la descarbonización del sector a medio plazo

El transporte marítimo es un pilar fundamental del comercio y la economía mundial. La pandemia de Covid-19, por ejemplo, ha enfatizado su importancia para mantener el suministro de bienes esenciales. No hay que olvidar que el 80% del volumen del comercio mundial se desplaza por mares y océanos, siendo el modo predominante de transporte internacional de mercancías.

La demanda de transporte marítimo creció considerablemente en 2021, según el informe Global Trade Update de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), que cifra en 28,5 billones de dólares el beneficio del comercio mundial en 2021, un 25% más que en 2020 y un 13% más que en 2019.

Sin embargo, esta tendencia positiva podría tener una doble lectura si pensamos que para mover a los 98.000 buques que actualmente transportan bienes por mar se necesitan 300 millones de toneladas de combustible. Actualmente, el transporte marítimo concentra el 3% de las emisiones mundiales de CO2.

Hace 200 años, los barcos se movían con la fuerza del viento, a vela o a remo. Era un sector totalmente descarbonizado. Ahora, cuando ha adquirido tanto peso en nuestra sociedad, es necesario que vuelva a sus orígenes para contribuir al objetivo europeo de alcanzar una economía climáticamente neutra en 2050. La tecnología y la innovación pueden ayudar, sin duda, a llegar a buen puerto.

Las posibilidades

Pero, ¿es posible reducir la huella de carbono del transporte por mar? La respuesta no solo es afirmativa, sino que ya se trabaja en diferentes opciones de propulsión de cara al futuro: biocombustibles, amoníaco, metanol, energía eléctrica, pilas de combustible, hidrógeno e incluso viento. Una de las iniciativas adoptadas por el sector en la carrera por la descarbonización será la aplicación, a partir de 2025, del Fuel UE Maritime Regulation, un paquete regulatorio para aumentar el uso de combustibles alternativos sostenibles en los barcos y los puertos europeos.

El sector aplicará la directiva Fuel UE Maritime Regulation a partir de 2025

Esta medida establece las bases para realizar el tránsito a combustibles bajos en emisiones, hasta llegar a un 75% de reducción de la huella de carbono del sector en 2050. El desarrollo de biocombustibles avanzados y combustibles sintéticos va a ser imprescindible para alcanzar este objetivo. La buena noticia es que en nuestro país ya se está avanzado en este campo.

Alianzas para la descarbonización

Un ejemplo es el acuerdo alcanzado en este ámbito por Navantia y Repsol. Las dos compañías colaboran para evaluar el comportamiento de los biocombustibles avanzados producidos a partir de residuos y combustibles sintéticos que suministrará la energética en los motores de propulsión y generación que fabrica Navantia. "Las modificaciones que hay que hacer en el motor de combustión tradicional para que puedan funcionar con estos nuevos combustibles son mínimas. Las prestaciones se mantienen y en lo que hay que centrar el estudio es en cómo se van a comportar estos motores en un largo espacio de tiempo con la utilización de esos combustibles", señala Iñaki del Pino Sanz, director de la fábrica de motores de Navantia en Cartagena, subrayando una de las principales ventajas de estos combustibles frente a otras soluciones de movilidad sostenible.

Dolores Cárdenas, asesora de Diseño de Producto en Repsol Technology Lab, coincide en que los biocombustibles y los combustibles sintéticos son dos alternativas sobre la mesa para descarbonizar el transporte. "Los biocombustibles son ya una solución y una realidad comercial", destaca la experta. Precisamente Repsol está construyendo en Cartagena la primera planta española para la producción de biocombustibles avanzados, con capacidad para fabricar 250.000 toneladas anuales de estos carburantes.

Además, la multienergética está desplegando en el puerto de Bilbao otro proyecto para la producción de combustibles sintéticos, que se fabricarán usando CO2 retirado de la atmósfera e hidrógeno renovable como materias primas. "Aún están en fase de desarrollo", apunta Cárdenas, pero sin duda están llamados a ser una pieza clave del puzle energético que en unas décadas nos permitirá tener lanchas, cruceros y buques igual de sostenibles que los de hace 200 años.

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