
El nuevo gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, tomó posesión de su nuevo puesto ayer, prometiendo su cargo ante el Rey Felipe VI y con menos de 24 horas en el cargo ya cuenta con tareas pendientes.
El sector financiero le espera con los brazos abiertos y, para dejárselo claro, tanto la Asociación Española de Banca (AEB), como la Confederación España de Cajas de Ahorro (Ceca) le han dado la bienvenida alabando su perfil técnico, a lo que varios bancos añaden en privado como un valor muy positivo que sea un hombre de la casa, formado en el BdE.
Algunas entidades se quejan de que la falta de sintonía entre Luis María Linde y los inspectores del regulador español está complicando notablemente los procesos de inspección y dificultando el día a día de los bancos. En el centro de la discusión estaría un doble forma de hacer las cosas; la tradicional de los inspectores del Banco de España y las que llegan desde el Banco Central Europeo (BCE). La pérdida de competencias del Banco de España ha creado malestar en los inspectores de la entidad que reprocharían a Linde haberse posicionado al lado de Europa.
En este sentido, Linde habría sido poco sensible a los requerimientos y a la sensibilidad de los inspectores (un fallo que achacan a que su perfil era político y no de un ejecutivo de la casa) y la banca ve en el relevo de Pablo Hernández de Cos una oportunidad para acercar posturas y cerrar las grietas.
Dos preocupaciones frente al BCE
No obstante, esta no es la única demanda para el nuevo gobernador desde el sector financiero. También le piden apoyo en el BCE para dos preocupaciones: mayor permisividad en el ritmo de "evacuación" de activos y una política más laxa en las provisiones de los créditos concedidos a empresas que se pruebe que son viables, aunque hayan incurrido en impago.
La primera petición está directamente ligada con la mejora del sector inmobiliario. Las entidades defienden que se vieron obligadas a quedarse con multitud de ladrillo durante la crisis y que la presión del regulador para que reduzcan esta cartera no les está permitiendo optimizar el precio de venta.
Los fondos que han ido adquiriendo esos activos son, por el contrario, los que disfrutarán de la plusvalía lograda gracias a que han podido esperar a un nuevo boom. La otra petición viene relacionada con dar segundas oportunidades a las empresas. Para un banco mantener un crédito en mora es costoso porque tienen que activar provisiones y esto limita su capacidad para apoyar a la empresa, aunque pruebe que está capacitada para superar la crisis.