
El negocio de la financiación al promotor cogió un ritmo de vértigo en el Sabadell el pasado año. Su préstamo a estos proyectos -casi exclusivamente para construir viviendas porque el destinado a inmuebles terciarios es muy limitado- aumentó un 56% interanual y ascendió a 1.350 millones de euros, propulsado en buena parte por la reanudación de esta actividad en la antigua zona de la CAM.
La disposición dista de los 865 millones otorgados el año previo, pero será la magnitud a repetir este ejercicio, sin imponerse incrementos aspiracionales superiores, reconocen en la entidad. Su más conservador presupuesto, al menos en guarismo de crecimiento, se interpreta a que antepone extremar la prudencia y ser, si cabe, más selectivo al aprobar operaciones cuando ya se observa un encarecimiento del suelo en algunas zonas.
El Sabadell regresó con decisión a esta actividad en 2014 después de que el estallido de la burbuja mantuviese durante años a la banca alejada por las cuantiosas pérdidas que supuso la crisis del ladrillo. Creó un equipo de 15 personas que trabajan en todas sus territoriales: Norte, Noroeste, Sur -Andalucía y Canarias-, Centro -Madrid-, Cataluña, y a las que el pasado año sumó la Este -Murcia, Valencia y Baleares-. Antes no podía. Lo prohibía Bruselas, al ser la CAM receptora de ayudas.
Vuelta al inmobiliario en 2014
Su saldo de financiación ha ido creciendo desde los 800 millones en ese 2014 a escalar a 1.350 millones el año pasado, magnitud que le sitúa entre los mayores operadores pero que prevé repetir durante 2017 por un refuerzo del celo en la actividad. Son importes que le colocan en cabeza, junto con CaixaBank, en esta actividad, competida curiosamente por Bankinter, una entidad que tradicionalmente se ha mantenido alejada del inmobiliario, y que el pasado año registró una entrada más decisiva del Santander o BBVA y al que se podrá incorporar Bankia el próximo año cuando se libere de las restricciones de Bruselas, similares a las de la CAM.
La vuelta del Sabadell a este negocio fue con unas condiciones que nada tenían que ver con la época del boom inmobiliario. Para autorizar una operación exige, por ejemplo, que el promotor aporte el suelo -es un activo que no financia-, tenga comprometido un nivel de preventas del 40% o ha dejado de financiar sobre tasaciones tomando como criterio a evaluar el coste del proyecto. "Analizamos muy exhaustivamente el proyecto y financiamos como mucho el 80%", explican en la entidad.
Son reglas que le han permitido financiar la construcción de más de 7.200 viviendas. En su mayoría, en tres cuartas partes de los proyectos, son para edificar además primeras residencias y solo un 25% segundas viviendas, lo que da un plus de seguridad frente a impagos.
Morosidad nula
El filtro, establecido con el aprendizaje de los errores cometidos por la banca en el pasado, hace que los impagos de las nuevas inversiones "sean cero", afirman en la entidad.
En la actualidad apoya a más de treinta promociones en marcha, cuya ejecución consumen entre un año y año y medio. Los motores de actividad son Madrid y Cataluña, cuyos proyectos recibieron el pasado año alrededor de la mitad de los recursos, pero un factor propulsor claro del ejercicio 2016 fue el territorio levantino de origen de la antigua caja de ahorro CAM donde tenía vetado la financiación inmobiliaria con el plan de reestructuración impuesto por Bruselas.
Que reanudase allí este préstamo estaba supeditado a calendario y a extinguir el entramado inmobiliario perteneciente a la caja que se adjudicó a finales de 2011, algo que concluyó en 2015 y que en 2016 le permitió reanudar actividad. En la zona de Valencia, Murcia o Baleares prestó ya el pasado año unos 200 millones o el 15% del total, similar a la operativa en la efervescente Costa del Sol, y alrededor de otros 700 millones en Madrid y Cataluña, detallaron en la entidad.