
El Gobierno de Paolo Gentiloni acaba de conseguir la confianza del Parlamento y ya se enfrenta a su momento más difícil. Ayer, el Senado de Roma (que tras el referéndum sigue siendo determinante para la investidura del Ejecutivo) dio, con 169 votos a favor y 99 en contra, su confianza al nuevo primer ministro de Italia.
Y hoy el flamante Ejecutivo se prepara para un día clave: de un lado, Roma se presenta al Consejo Europeo con un nuevo primer ministro, demostrando a sus socios de la UE que sigue siendo un país estable y una "economía fuerte" tal y como defendió Gentiloni durante su discurso de investidura; y del otro, se conocerá si Banca Monte dei Paschi di Siena (MPS), la entidad más problemática del país, podrá seguir con el canje de deuda por acciones o tendrá que ser rescatada.
El consejo de administración del tercer banco italiano, tras la reunión de ayer, aplazó hasta hoy cualquier decisión sobre la recaudación de 5.000 millones de capital fresco que la entidad necesita para deshacerse dentro del 31 diciembre de 27.000 millones de créditos dudosos, tal y como requiere el BCE. La entidad queda a la espera de la luz verde de Consob -la CNMV transalpina-.
El pasado domingo Monte dei Paschi, de acuerdo con Mediobanca y JP Morgan -los bancos de negocios que coordinan el plan de reestructuración-, manifestó su interés en reabrir el canje de deuda subordinada por acciones, cerrado antes del referéndum con una recaudación de 1.000 millones.
El banco, en su momento, de acuerdo con Consob, evitó involucrar a los particulares por tratarse de una operación demasiado compleja. Sin embargo, con el agua al cuello, Monte dei Paschi ha vuelto sobre sus pasos y pide prorrogar y ampliar los destinatarios de la operación: si los 40.000 particulares participan en el canje, el banco obtendrá una recaudación adicional de 2.000 millones, que se añadirían a los 1.000 millones recaudados con el canje de deuda entre institucionales, alejando de momento el rescate público.
Eso sí, faltarían 2.000 millones para completar la ampliación, pero si la operación sale adelante la cúpula del banco podría convencer también al fondo soberano de Qatar que, antes del referéndum, mostró interés en invertir y que -tras la dimisión de Renzi- aplazó cualquier decisión a la espera de que se despeje el futuro político de Italia.
Negativo para los particulares
Incluso en caso de rescate, los 40.000 particulares titulares de deuda subordinada seguirán siendo la clave. Con la intervención pública se aplicarían la reglas europeas del bail-in (el llamado "rescate desde dentro"), provocando consecuencias aún peores sobre los particulares titulares de deuda subordinada, cuyos valores se pagarían a precio de mercado, es decir, muy por debajo del precio reconocido con el canje de deuda destinado a los inversores institucionales.
En este caso -según la prensa transalpina- el Gobierno de Gentiloni estaría dispuesto a suavizar los efectos del bail-in o sea, minimizar la contribución de los particulares al rescate de MPS. Una solución podría ser reembolsar en parte las pérdidas, justificando la medida de cara a Europa, con el hecho que la deuda subordinada fue vendida sin la adecuada información.
Mientras, entre Roma (donde se reúne Consob) y Siena (el cuartel general de Monte dei Paschi di Siena) se decide el futuro de la banca, Gentiloni volará a Bruselas para tranquilizar a los socios europeos, pero también para seguir pidiendo flexibilidad presupuestaria (aún más importante en caso de que Roma se enfrente a un rescate de la banca). "Italia tiene una economía fuerte y no pude sufrir incursiones. Lo demuestran las profecías equivocadas de apocalipsis sobre el resultado del referéndum", explicó el flamante primer ministro durante el discurso de investidura que pronunció el martes.