Los reguladores europeos esperan que Monte dei Paschi pida ayuda financiera al Gobierno de Italia, según han señalado tres altos funcionarios de la Eurozona consultados por Reuters. Los tenedores de bonos del banco italiano podrían enfrentarse a pérdidas.
Hace menos de dos meses, el banco italiano anunció que llevará a cabo una ampliación de capital por importe de 5.000 millones de euros con el fin de "reducir significativamente su perfil de riesgo".
La transacción contará con JP Morgan y Mediobanca como suscriptores y con Santander, Goldman Sachs, Citi, Credit Suisse, Deutsche Bank, Bank of America como co-coordinadores. Por su parte, el ministro italiano de Economía y Finanzas, Pier Carlo Padoan, dijo "tomar nota con gran satisfacción de la operación lanzada por Banca Monte dei Paschi di Siena".
Sin embargo, los funcionarios consultados por Reuters, han asegurado que "existe un riesgo evidente en la operación del banco para obtener capital". Resulta muy complejo poner en marcha una ampliación de capital de 5.000 millones de euros cuando la capitalización bursátil de Monte dei Paschi no alcanza los 600 millones de euros.
Bail in o bail out
Uno de las fuentes ha explicado que "el Estado italiano realizará una recapitalización de precaución", que podría compensar la falta de capital privado en la ampliación. El banco italiano ha declinado hacer comentarios sobre este asunto, al igual que el Tesoro Público del país transalpino.
Este posible rescate podría reabrir la polémica sobre los rescates con dinero del contribuyente. A finales de 2012 la Directiva de Recuperación y Resolución Bancaria promueve la reorganización de las entidades de crédito haciendo uso del 'bail-in', que supone un rescate de la entidad desde dentro, lo que conlleva la posibilidad de cancelar los derechos de determinados accionistas y acreedores cuando la entidad de crédito se encuentra cerca de la quiebra.
Sin embargo, desde Italia defienden la inyección pública ('bail out') para evitar que pequeños inversores y tenedores de bonos sufran grandes pérdidas. El Gobierno de Renzi teme que las pérdidas de los tenedores de bonos puedan desencadenar en una pérdida de confianza en el Gobierno italiano y su sistema bancario.