
Banco Popular confirmaba ayer a los sindicatos, en una reunión que había sido pospuesta en dos ocasiones y convocada para tratar el control de jornada, que iniciará el plan de ajuste anticipado hace dos semanas por Pedro Larena a los directivos, si bien no ha concretado cifra alguna, ni sobre el número de recortes previstos en personal ni sobre cierre de oficinas.
El banco justificó, ante los representantes de la plantilla, esta "optimización" en la necesidad de ganar competitividad, adecuarse a los nuevos tiempos digitales y al entorno adverso de los tipos de interés históricamente bajos.
Fuentes sindicales aseguran que esperan que en los próximos días se concrete el plan del banco, que esperan que se articule a través de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) y prejubilaciones.
Ambas partes retomarán los contactos el próximo día 20, en el que se abrirán las negociaciones previas, por lo que no se espera que éstas estén avanzadas antes de final de mes.
El plan forma parte de la estrategia puesta en marcha por el banco tras la ampliación de capital del mes de junio, en la que captó 2.500 millones, y que tiene por principales objetivos el de ganar rentabilidad, acelerar la desinversión en activos improductivos y ahorrar costes.
El banco explicó ayer, a través de un comunicado, que el plan de optimización persigue transformar y adaptar las estructuras territoriales de apoyo a la red comercial, optimizar la red de sucursales "adaptando la dimensión de los equipos humanos en determinados entornos con el objetivo de mejorar la rentabilidad del negocio". Con los ajustes en sucursales, según el banco, se dotará a la red de los medios técnicos adecuados a través de la transformación digital "por el que la entidad apuesta".
Asimismo, el banco habla de redimensionar los servicios corporativos y áreas de servicios centrales "ajustando el nuevo modelo y dimensión de la red comercial".
El banco, tal y como trasladó ayer a los representantes sindicales, se reafirma en que quiere llevar a cabo estas medidas "de forma acordada con los representantes de los trabajadores", por lo que se descartan despidos no pactados.
Distintas fuentes cifran los recortes en unos 2.800 empleos, de los que 500 corresponderían a los servicios centrales. Si estas cifras se confirman supondría prescindir del 18 por ciento de la plantilla y uno de cada tres empleados de los servicios centrales, donde trabajan unas 1.600 personas.
Popular es uno de los bancos con una edad media de los empleados más elevada. Según fuentes sindicales, más de 2.000 personas tienen 55 años o más, lo que podría facilitar el proceso de salidas.
El banco tiene alrededor de 1.900 oficinas, de las que casi el 90 por ciento se concentran en Andalucía, Cataluña, Galicia y Madrid.