Bruselas, 29 sep (EFE).- La decisión de los gobiernos de Bélgica, Holanda y Luxemburgo de entrar en el capital de Fortis para darle estabilidad y transmitir confianza a los inversores y a los clientes no ha logrado su objetivo, ya que el derrumbe de la entidad continúa y la amenaza se extiende ahora también al banco franco-belga Dexia.
El plan de rescate de FORTIS <:FORB.BR:>(FORA.AM)pactado por las autoridades del Benelux prevé una inyección de dinero público de 11.200 millones de euros (4.700 millones los aportará el Estado belga, 4.000 el holandés y 2.500 el luxemburgués), a cambio del 49 por ciento del capital de las divisiones bancarias del grupo en los tres países.
Además, Fortis deberá deshacerse de los activos del holandés ABN Amro que adquirió el año pasado -el resto se lo repartieron el británico RBS y el español Santander- por 24.000 millones de euros.
Aunque no está todavía confirmado, diversos medios apuntan que el también holandés ING se quedará con ABN, por un precio en torno a 10.000 millones de euros.
La gran diversificación del negocio de Fortis, que presta servicios bancarios pero que es también aseguradora, y su dominio, sobre todo en Bélgica, en el ámbito minorista preocupaba mucho a los gobiernos, que querían evitar su quiebra a toda costa.
El objetivo de la intervención es evitar un "efecto dominó", con el contagio al conjunto de Europa de la crisis financiera procedente de Estados Unidos, explicó hoy el titular belga de Finanzas, Didier Reynders, quien recalcó que la aportación estatal para salvar a Fortis no correrá a cargo de los contribuyentes.
Reynders destacó que el coste para las arcas públicas de esta maniobra será, en cualquier caso, menor que el que supondría su quiebra.
También señaló que la nacionalización es una solución "provisional" y dejó claro que los gobiernos del Benelux no aspiran a mantenerse en el capital de la entidad.
La intervención pública no tuvo, sin embargo, el efecto buscado por las autoridades y a pesar de que en los primeros minutos de la jornada los títulos de Fortis se apreciaron considerablemente (más del 15%), poco después retomaban las pérdidas.
Las acciones de la entidad belga-holandesa, que se pagaban a más de 18 euros a principios de año, cerraron hoy por debajo de cuatro euros, tras dejarse más del 23% en la sesión.
Los clientes de Fortis han demostrado, por su parte, "cierta inquietud, pero sin muestras de pánico", según el servicio belga de asesoramiento para los usuarios de banca, que ha recibido hoy algo más de veinte consultas sobre las consecuencias de la nacionalización de Fortis.
Aunque esta intervención es la primera en que varios gobiernos europeos se coordinan para rescatar a una entidad afectada por las turbulencias, es ya sólo una más de las operaciones con fondos públicos para salvar de la quiebra a un banco del Viejo Continente.
También hoy el Reino Unido anunció la nacionalización de la entidad especializada en hipotecas Bradford & Bingley (B&B), mientras que, en Alemania, el Gobierno y un grupo de bancos ofrecerán al Hypo Real Estate garantías por valor de 35.000 millones de euros.
Tras estas decisiones, los focos se dirigen ahora hacia el franco-belga Dexia que, con un desplome de casi el 30% en las bolsas de París y Bruselas, lideró hoy las pérdidas bursátiles del sector bancario europeo.
Diversos rumores apuntan a que Dexia, que se ha dejado casi el 60% de su valor en bolsa desde el 1 de enero, planea una ampliación de capital para resolver sus problemas de solvencia.