Banca y finanzas

Las comisiones logran que el pago con la tarjeta de crédito supere al uso del cajero automático

  • El valor de las compras rebasa en un 4,5% a las extracciones de efectivo

La nueva estrategia de comisiones en cajeros automáticos ha favorecido algo que el sector financiero lleva décadas persiguiendo: por vez primera el dinero de plástico se utiliza más para pagar en las tiendas que para sacar efectivo. Las compras abonadas directamente con estos dispositivos ascendieron a 27.816 millones de euros en el primer trimestres, excediendo en un 4,5% a los 26.603 millones extraídos en cash de los terminales.

El hábito de acudir al cajero para sufragar productos o servicios en metálico está arraigado en España, mucho más que en otros países vecinos. Una circunstancia que ha dificultado la penetración de las tarjetas como medio finalista de pago pese a los esfuerzos desplegados por las entidades para incentivarlas ofreciendo incluso descuentos por uso o puntos redimibles por viajes, artículos gourmet o caprichos de decoración, vestuario o regalos.

El auge del comercio electrónico y el acceso a los plásticos de generaciones habituadas a los dispositivos tecnológicos ayuda a diluir esta pertinaz costumbre. Pero la decisión de aplicar entre 0,45 y 2 euros a los no clientes de las máquinas se ha convertido en el catalizador para acelerar la inflexión.

Las nuevos recargos no han barrido las visitas al terminal aunque desincentivan su recurso. De hecho la CNMC sigue vigilado las nuevas comisiones en cajeros para evitar cualquier irregularidad. Los ciudadanos acudieron entre enero y marzo en 213.562 ocasiones a estos equipos frente a las 688.176 ocasiones que prefirieron tirar de tarjeta para sufragar los gastos, según revelan las últimas estadísticas del Banco de España.

La cuantía total extraída en efectivo crece aún, aunque solo un 2,84% en comparativa interanual frente al 10,37% al que galopan los pagos en tiendas. Un año atrás dicho gap era del 3,10 y 6,12%, respectivamente. Es decir, el ritmo de progresión del abono directo pasa de duplicar a triplicar la extracción de efectivo.

El proceso se intensifica a raíz de la decisión de la Caixabank de romper el estatus quo aplicando tasas a no clientes en sus máquinas y obligando a la industria a reaccionar y recomponer la red de alianzas para buscar cajeros amigos, al saltar por los aires las ventajas, en este sentido, de pertenecer a un Club Servired o 4B. Euro600 es el único que mantiene la gratuidad para clientes de entidades cobijadas bajo su marca y ha incorporado, incluso, nuevos socios. Está por demostrar que la ruptura de las viejas reglas surta réditos recaudatorios porque el ciudadano se las ingenia para encontrar cajeros gratuitos.

Lo que sí ha favorecido es el avance del siempre buscado pago con tarjeta. A la banca le interesa fomentarlo porque cada abono lleva aparejado un cobro al comercio, si bien esas tasa se redujeron a la mitad -desde el 0,6 al 0,3%- por una ley del Gobierno a finales de 2014. Este tijeretazo hace más necesario multiplicar el volumen de operaciones si se quiere mantener el anterior nivel de ingresos.

La industria se afana en introducir la tarjeta en cualquier rincón y para cualquier importe, cuando no hace tanto era difícil su aceptación en taxis, kioscos o mercadillos. El despliegue para hacerlo posible a través de móviles es vertiginoso e internet su mejor caldo de cultivo: el comercio electrónico facturó 5.303 millones en España en el tercer trimestre del pasado año, un 29,2% más, según la CNMC.

471 cajeros más

El parque de cajeros vuelve a crecer pese a las clausuras de oficinas. En marzo se censaban 50.335 equipos, 471 más que a final de 2015. Es la primera vez que sube desde 2008.

El cambio de reglas ha movido a algunas entidades a aumentar su red -Bankia abrirá 500 equipos adicionales y hasta ING Direct planea instalar 100-. Pero también crece por la tendencia a llenar las sucursales de terminales para avanzar en la digitalización.

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