
Las cooperativas de crédito han vadeado la crisis con una resistencia superior al conjunto de la industria bancaria. Son las primeras, junto a los especialistas en financiación al consumo, en zanjar la sangría del negocio crediticio. Su stock financiado volvió a crecer en 2015 un 1,26% dejando atrás siete ejercicios de contracción, mientras se reduce aún un 1,4% en los bancos -tradicionales y los fundados por entidades de ahorros-.
A pesar del limitado avance logran arrebatar a la banca espacio y su cuota de mercado engorda del 5,3 al 6,5%, gracias a la estabilidad en concesión de préstamos mantenida durante la crisis. Su cartera es limitada, de 75.577 millones de euros frente a los 1,04 billones otorgados por los bancos, de acuerdo a estadísticas del Banco de España y la Asociación Hipotecaria Española (AHE).
Pero sufrieron menos las tensiones de liquidez que impusieron el cerrojazo del grifo al resto de entidades, más dependientes de mercados de capitales, y la ausencia de demanda solvente de financiación por parte de clientes. No en vano, su cartera, esa que toda la banca busca hacer crecer para mejorar la rentabilidad, se ha achicado un 18% desde los máximos del boom inmobiliario mientras la banca ha visto desaparecer el 36% del negocio.
Arraigo territorial
El arraigo territorial, que ayuda a conocer al milímetro al cliente, le ha surtido la doble ventaja de incurrir en menor morosidad y ser polo de atracción de clientes que salían expulsados de cajas, maniatadas para prestar por los problemas de insolvencia que les atenazaban. Un indicio de esta capacidad es que las 68 cooperativas -la mayoría aglutinadas bajo el Banco de Crédito Cooperativo capitaneado por Cajamar y el Banco Cooperativo Español- han ganado más de 700.000 socios-clientes, hasta rebasar los 2,7 millones censados, según los últimos datos sectoriales públicos.
Las financieras o especialistas que están detrás de las compras financiadas a plazo en concesionarios, tiendas de muebles, etc. Fueron los primeros en volver a ganar negocio. En 2015, su stock financido aumentó un 12% y a lo largo de este ejercicio podría volver a subir en la banca tradicional.
El lastre de los impagos de los últimos años ya no es un obstáculo para dar crédito. Solo en 2015, la morosidad en hipotecas ha caído del 5,9 al 4,8%, y del 36,1 al 30,5 en la actividad inmobiliaria.