
Banco Madrid está en condiciones de devolver toda la deuda con sus 15.686 acreedores a través de la liquidación de su patrimonio e incluso le sobrarán 42,78 millones de euros en superávit. Son las estimaciones realizadas por el administrador concursal, que considera, no obstante, vital poder vender la gestora y la firma de bolsa Interdin, ambas inoperativas e, incluso, en proceso de disolución.
El cálculo se incluye en el informe presentado ayer ante el magistrado del juzgado mercantil número uno de Madrid por el administrador concursal (ejercen esta función el director de Legal y Económico Administradores Concursales, Pedro Martín Molina; junto el auxiliar Francisco Vera, socio director de Data Concursal y la Agencia Tributaria).
Tras realizar inventario del patrimonio y certificar las posiciones de todos los acreedores, concluyen que Banco Madrid dispone de un activo de 808,26 millones para hacer frente a un pasivo de 765,47 millones. En el orden de prelación de cobro llevan prioridad los 388.485 euros en indemnizaciones y salarios a la plantilla -312 trabajadores- y 2,03 millones en tributos, contribuciones a la seguridad social y otras deudas con la administración.
Casi 15.700 acreedores
El balance se cerró a final de junio e incluye otros 346 millones por la liquidez atrapada en fondos de inversión y Sicavs que se encontraban en proceso de desbloqueo, aunque buena parte haya sido satisfecha en los últimos días. Los últimos 416,41 millones corresponden a proveedores, los clientes cuyos ahorros no fueron cubiertos por los 100.000 euros del Fondo de Garantía de la banca y el resto de acreedores.
Para hacer frente a los pagos, la entidad dispone de varios activos. El principal, en volumen y siempre a fecha 31 de junio, son 283,12 millones en deuda pública, cuya desinversión es fácil por la alta liquidez de estos títulos de renta fija y es factible que se vaya enajenando para cubrir el efectivo atrapado en los fondos de inversión y Sicav.
La entidad es dueña de varios inmuebles, sobre todo oficinas, tasadas en 23,6 millones, dispone de una cartera de créditos sanos con clientes por 143,14 millones de euros de nominal y contaba con 216,77 millones en depósitos en otras entidades de crédito.
Pero si hay un activo clave es la gestora y la firma de bolsa, valorada en los 68,92 millones que tenían antes de estallar la crisis con las alertas de blanqueo en Estados Unidos sobre BPA, la matriz andorrana. Según el administrador "se producirá un quebranto de la masa activa del concurso y de sus acreedores" si no consiguiese enajenarse en los valores recogidos en balance.
La dificultad es máxima porque la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) inició un proceso de revocación de autorización en ambas. La intervención del banco llevó a una situación límite a su gestora Banco Madrid Gestión (BMG, al quedarse inhabilitado para seguir ofreciéndole los servicios de depositaría. Una situación que desató efectos en cascada: la CNMV congeló las aportaciones y reembolsos de los fondos y Sicavs, y nombró gestora a Renta 4; mientras que el acuerdo comercial con Liberbank y BMN decayó, devolviendo a estas entidades la propiedad sobre las gestoras que vendieron en 2013 a Banco Madrid.
Interdin a su vez es declarado insolvente por CNMV ante la imposibilidad de recuperar 25 millones en una cuenta que la firma de bolsa defiende que pertenecen a unos 6.000 clientes y el administrador decide no desbloquear al considerar que no se ha certificado la copropiedad.
En la tesitura actual, el administrador reconoce en el informe remitido al juez que analiza el contrato de Liberbank, con la intención última de mantenerlo vivo. Al mismo tiempo considera "absolutamente necesaria" que la actividad de la gestora BMGA continúe o, si no puede encarar sus obligaciones, "sería abocada al concurso".
La intención que subyace es retener el máximo posible de propiedades con las que ir saldando la deuda con depositantes, proveedores y resto de acreedores. Tras recibir el informe, toca formular el plan específico de pagos y liquidación de activos. Se estima que dicha estrategia quedaría perfilada hacia octubre, una vez se agote el plazo de impugnaciones y se actualice informe y programa a las modificaciones estimadas, para su inicio en noviembre. Según alguno cálculos, la liquidación y pagos a todos los acreedores quedaría cerrada en un año.
En su informe, los administradores certifican que Banco Madrid disponía de una situación "satisfactoria" en liquidez y solvencia, que le hubiese permitido "continuar con éxito su estrategia de crecimiento tanto orgánica como a través de adquisiciones" de no haber sido 'arrasado' por la crisis de BPA.