
El andorrano BPA ha acudido al juzgado para recurrir la declaración de concurso de Banco Madrid, su filial española y el mayor activo con que contaba el grupo financiero pirenaico. En un escrito de apelación elaborado por el bufete Cuatrecasas, la entidad trata de desmontar el diagnóstico mismo de insuficiencia de liquidez de la subsidiaria, cuya declaración firmó en la práctica su defunción al determinarse la liquidación como única vía para devolver la deuda a sus acreedores.
El recurso, presentado el pasado día 7 en el juzgado de lo mercantil número uno de Madrid encargado del caso, refuta el déficit anotado por los administradores provisionales del Banco de España y apuntan la existencia de propiedades, cuya desinversión hubiesen permitido aumentar el colchón de recursos sin necesidad de enterrar a la franquicia.
Los administradores provisionales solicitaron el concurso el pasado 16 de marzo argumentado la incapacidad del banco para atender nuevas retiradas de dinero de clientes, ante el pánico sembrado sobre su operativa desde que la autoridad antiblanqueo de Estados Unidos denuncia el 10 de marzo transacciones irregulares por parte de altos ejecutivos de su grupo propietario, el andorrano BPA.
Alama desatada por EEUU
La alarma desatada por Estados Unidos provoca que entre el 11 y 13 de marzo, Banco Madrid sufra una fuga de 124 millones de euros y que acumule órdenes adicionales de retirada de depósitos de clientes por valor de otros 52,3 millones. El juez autoriza el proceso validando el análisis de los administradores provisionales de que la sangría podría ser incontenible ante la precipitación de acontecimientos muy preocupantes en horas previas a solicitar el concurso: la detención policial del consejero delegado de BPA y Banco Madrid, y el envío a la Fiscalía Anticorrupción de un informe del Sepblac con irregularidades en transacciones de la filial.
El escrito presentado al juez en ese instante por los administradores concursales alerta de un déficit ya de 144 millones de euros, tras cifrar en 902 millones el valor de sus activos y 1.046 millones el correspondiente a las obligaciones o pasivos. BPA contradice sus conclusiones con varias observaciones.
La principal crítica es que el pasivo ha sido engordado en más de 330 millones de euros con el hecho mismo de declarar la entidad en concurso. Al activar esta medida, pasan a ser pasivo exigible al instante los saldos en depósitos a plazo de clientes, cuyo vencimiento no era inmediato; y la línea de liquidez recibida del Banco Central Europeo (BCE). El mismo Banco de España apuntó en una nota informativa justificativa de su actuación, el cerrojazo de la ventanilla de organismo dirigido por Mario Draghi como el golpe final para cerrar la persianilla, al no poder disponer de los fondos para devolver el ahorro a clientes. Ninguna de esta partidas añadiría tensión a la liquidez, indicaron ayer fuentes conocedoras del recurso de apelación. Su no inclusión reduciría la magnitud del pasivo entre los 700 y 800 millones y el déficit se tornaría en superávit, indican las mismas fuentes.
El escrito de Cuatrecasas enmienda que el balance de los administradores infravalore además la inversión en títulos de deuda en unos 10 ó 15 millones por recoger su valor contable en lugar de la cuantía a la que ascendería su desinversión a precios de mercado.
Entre las objeciones apunta además la existencia de ciertas propiedades, a juicio de BPA fácilmente realizables, que hubiesen ayudado a acumular recursos para devolver dinero a clientes. Por ejemplo, indica su convicción de enajenar de forma ágil y bien la cartera de créditos, dada la baja tasa de morosidad.
La polémica de los fondos
Entre los fondos a atender rápidamente que aconsejaban la solicitud de concurso los administradores provisionales apuntaron a unos 150 millones de euros en cuentas de liquidez de partícipes de sus fondos de inversión y Sicavs si las gestoras forzaban la movilización de todos esos vehículos al tiempo. Precisamente esta cuenta es la culpable en buena parte ahora del retraso en la normalización de dichos vehículos y su traspaso al depositario Cecabank y a la gestora Renta 4, cuya operativa tardará aún meses en recupererase para permitir a esos ahorradores realizar reembolsos o nuevas aportaciones.
Sin embargo, el hecho que forzó el corralito actual fue, de nuevo, la declaración de concurso de Banco Madrid. En ese instante, el banco dejó de recibir servicios de contaparte y el cese sobrevenido de su operativa atrapó a aquellos vehículos de inversión colectiva donde era entidad custodia -todos, salvo los procedentes de las fábricas de las gestoras adquirida por el grupo andorrano a Liberbank y BMN-.