
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, quiere que se reduzcan riesgos en el programa de expansión cuantitativa y ha propuesto a Alemania que cada banco central nacional compre sólo deuda de su país.
El semanario "Der Spiegel" informó hoy (en un adelanto de su próxima edición) de que "el programa de compra de deuda soberana del BCE toma forma".
Los bancos centrales comprarán y mantendrán sólo títulos de sus propios países según los últimos planes hasta ahora, añade "Der Spiegel", que sale el sábado.
Draghi presentó el pasado miércoles en Berlín sus reflexiones a la canciller alemana, Angela Merkel, y al Ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble. Esta medida deberá servir para evitar que Alemania asuma los riesgos por otros países.
Límites de actuación
Además, el BCE quiere establecer un límite máximo de volumen de compra en el mercado del 20 o 25% del volumen de deuda estatal de un país. Además, Grecia no podrá participar en el programa porque su deuda no cumplen los estándares mínimos de calidad, según el semanario, de modo que el BCE no podrá comprar deuda del país heleno.
El gobernador del Banco Holandés (De Nederlandsche Bank), Klass Knot, se ha mostrado a favor de transferir el programa de compra de deuda a los bancos centrales nacionales.
"Si cada banco central nacional sólo adquiere deuda de su propio Estado, sería menor el peligro de que se produjera una redistribución de los riesgos financieros", dijo Knot al semanario alemán. "Debemos evitar que por la puerta trasera del balance del BCE se tomen decisiones que se deberían reservar a los políticos de los países de la zona del euro elegidos democráticamente", según Knot.
En caso de que los bancos centrales nacionales apliquen el programa propuesto por Draghi y que el propio país responda por el riesgo de la deuda comprada, el BCE dejará claro que "se trata de política monetaria y no de política fiscal", añadió Knot.
Se barajaban tres opciones
Una de las primeras opciones apuntaba a que el BCE iniciase la compra de bonos soberanos de los países en cantidades proporcionales a las tenencias de determinado Estado en el banco central, según el capital aportado por cada país a la institución monetaria.
Otra opción hubiera sido que el BCE comprase sólo bonos soberanos calificados como Triple A, la máxima nota crediticia, impulsando sus rendimientos a cero o incluso a territorio negativo. El objetivo de un paso de estas características hubiera sido hacer más atractiva para el inversor la deuda soberana y corporativa de mayor riesgo.
La tercera opción, que parece haber sido la vencedora, consiste en que los bancos centrales de cada país serán los encargados de realizar las compras, de forma que parte de el riesgo se mantendría, en un principio, dentro de los países en cuestión.