
En España surgieron en el siglo XVIII para financiar a jornaleros evitándoles la usura, aunque el devenir de los tiempos los volcó en dar oxígeno a los más desfavorecidos. Los Montes de Piedad, hoy frecuentados por ciudadanos necesitados de resolver problemas económicos puntuales, deben reinventar esquemas porque sus cajas dueñas no pueden darles soporte operativo tras su conversión obligatoria a fundación.
El más longevo, el Monte de Piedad de la antigua Caja Madrid, fundado en 1702 por el padre Piquer, ha solucionado el reto en una alianza con el Banco Santander.
Acuerdo por cinco años
La entidad presidida por Emilio Botín gestionará en sus 4.049 sucursales los cobros y pagos ligados a la financiación otorgada por el montepío. El acuerdo, firmado para cinco años, arranca el día 21 y, como parte del mismo, el banco dispondrá de un espacio propio en el emblemático edificio de la madrileña Plaza de Celenque. Su rincón en la sede original de Caja Madrid será neutro. Ni lucirá su logotipo ni "por el momento" está previsto que instale cajeros u ofrezca sus productos, ni cobre comisiones al monte o a sus usuarios, desveló el responsable del banco, Carlos Alcázar.
"En la selección ha sido fundamental la amplitud de red de sucursales y la comodidad para el cliente. Algunas entidades tienen limitado el servicio para pagos de facturas, ingresos, etc, en horas determinadas. Aquí no", explica José Guirao, director general de la Fundación.
¡Quién hubiese imaginado un acuerdo así, con un banco, cuando estas instituciones fueron el germen de muchas cajas y son la esencia pura de su dividendo social! Es un pacto inédito, al que potencialmente seguirán otros. La nacionalización de Bankia dejó a cero su propiedad en el banco y la de las otras seis cajas que conformaron el grupo -Bancaja, Ávila, Laietana, Canarias, Segovia y Rioja-, y la conversión obligatoria a fundación las inhabilita para dar prestaciones financieras.
"En Bankia nos pidieron voluntariamente dejar de dar el servicio, con un plazo de tiempo suficiente", revela Guirao. "Su distanciamiento de la Obra Social se incardinaría en los planes de reestructuración exigidos por Bruselas".
El Banco Santander se limitará a dar servicio de caja, sin participar en el crédito prendario -el montepío financia a clientes que empeñen sus joyas-. "Aunque el Monte está en Madrid, nos llegan clientes de toda España, hay muchos de Toledo o Guadalajara, por ejemplo, por eso el interés de contar con la red de sucursales más extensa", añade el director general de la Fundación.
La operativa es muy simple: "Una persona que tiene, por ejemplo, una joyita por valor de 200 euros, puede dejarla en garantía y se va con su dinerito a afrontar los pagos. Es un crédito muy social, con un interés que va desde el 5% al 8,25%, en función de la cantidad del préstamo, y todos los beneficios van a proyectos de Obra Social", ilustra Santiago Gil, director del Monte de Piedad de Madrid.
Dificultades económicas
La dificultad de acceso al crédito bancario alienta su visita por nuevos perfiles de ciudadanos. Empresarios sin liquidez para afrontar las nóminas porque se les ha retrasado el pago de un cliente, una folclórica con rico ajuar y actuaciones por cobrar e, incluso, hay quien los aprovecha para guardar sus tesoros en sus cámaras acorazadas. El 68% de sus clientes del Monte de Madrid son mujeres y el 86% españoles. Es el mayor de Europa. El año pasado prestó 95,93 millones de euros a 59.644 los clientes. El crédito medio es de 632 euros, pero se puede solicitar desde 50 a 12.000 o 15.000 euros. Su actividad genera 10 millones en beneficios que van a proyectos de obra social (educativos, culturales, contra la exclusión social, sanitarios, etc).
El préstamo habitual es de un año, pero puede cancelarse antes y pagar solo por lo dispuesto o prorrogarlo. A su término se sufraga el importe y el interés. Si en el mes trece no se abona, la maquinaria para ejecutar la joya se pone en marcha, y se subastaría a partir del tercer impago, lo que casi no ocurre. "Alrededor del 96% de las personas recuperan su pieza porque le tienen apego. Llegan desde verdaderas joyas del siglo XVIII que han heredado a personas que, por desconocimiento, traen una cajita de latón para saber si tiene valor", ilustra Gil. La posibilidad de poder recuperar la prenda hasta la víspera de la ejecución hace que apenas se subaste el 30% de los artículos del catálogo. "Si la pieza vale 1.000 y sale por 1.500, la diferencia se devuelve al prestatario. Si se coloca por debajo, el Monte asume la pérdida", subraya el director general de la Fundación.
Antes de la crisis existía medio centenar de montepíos. Hoy apenas 14 y les toca reinventarse para continuar igual, porque la demanda de crédito bajo empeño es mayor y la Obra Social que soportan está en peligro por la pérdida para sus cajas de su gran fuente de ingresos: el negocio financiero.