
Hay unos 250 millones de personas que juegan al fútbol regularmente en más de 200 países. Muchos millones más no lo practican, pero lo viven a través de los medios de comunicación, multiplicando exponencialmente la audiencia futbolera del planeta. Por eso, es lógico que el Mundial sea de los eventos deportivos que más atención e inversión atraen. No es solo espectáculo, es también macroeconomía.
Al principio, era una competición en la que participaban solo 13 equipos, mientras que hoy lo hacen 32, y no se descarta que lleguen a ser 40 los participantes. Esto no se debe solo al espíritu deportivo: hay que abrir las puertas a potencias emergentes, especialmente de Asia y África.
En Fintonic repasan algunos de los datos de los Mundiales, constatando que la afición al deporte rey es también un negocio.
Son millones las personas que están pendientes de los partidos de un Mundial, y un anuncio emitido en ese tiempo tiene un impacto mayor que en cualquier otro momento. En la final del Mundial de Sudáfrica 2010, los anuncios emitidos en España costaban a las empresas entre 150.000 y 250.000 euros (el precio máximo durante las campanadas, otra fecha señalada, es de 160.000 euros). Puede parecer desorbitado, pero la audiencia de aquel partido se disparó hasta los 15,6 millones de espectadores, un 85,9% de cuota.
Audiencias
Más de 3.200 millones de personas vieron al menos un minuto en el Mundial de 2010, y unos 188 millones siuieron más de la mitad de los encuentros desde el principio.
Los millones que mueve el fútbol están directamente ligados con los medios de comunicación. Y todos participan: los anunciantes, las marcas que visten a cada equipo, los derechos de retransmisión, el atractivo para los turistas...
El Mundial de Brasil comenzó oficialmente el 12 de junio, pero hay quien lleva haciendo caja con él desde hace 10 años. En el epicentro de todo está la FIFA, la institución que organiza el torneo y que se va a embolsar 2.900 millones de euros.
Procedencia del dinero
¿De dónde sale el dinero? La mayoría procede de los mencionados derechos de televisión, que pagaran empresas de más de un centenar de países. Las grandes multinacionales como Adidas, Emirates, Sony, Visa, Hyundai o Coca-Cola también invierten grandes cantidades en publicidad para Brasil 2014.
Las selecciones también se llevan algo. En concreto, el equipo que se alce con el trofeo el próximo 13 de julio cobrará 31,8 millones de euros, aunque parte se repartirá entre los jugadores en forma de prima. El resto de selecciones que compiten se llevarán 5,8 millones de euros cada una.
A nivel macroeconómico también tiene influencia. No es que un país vaya a salir de la crisis porque su selección gane el mundial, pero sí que tiene repercusión en el mercado de valores. Así lo asegura el informe 'The World Cup and Economics 2014', elaborado por Goldman Sachs. Además de pronosticar que ganará Brasil, ha evaluado cuánto dinero genera el Mundial al país anfitrión y a los participantes.
Patrón de rentabilidad
El estudio señala que hay un patrón claro de rentabilidad rodeando al equipo que vence, especialmente durante las primeras semanas tras la final. El promedio es que el mercado nacional de ganador supera las medias económicas del resto de países un 3,5% durante el mes posterior. Es decir, la selección que gane dará a la riqueza de su país un ligero empujon.
Todo lo contrario pasa con el subcampeón. El mercado nacional del equipo que pierde la final suele tomarse patal la derrota. El pequeño empujón que experimenta el ganador lo sufre a la inversa el perdedor. La caída relativa media es del 5,6% los tres meses siguientes a la final.
El que también nota los efectos positivos es el organizador. Albergar esta cita deportiva supone un impulso positivo que se deja notar durante los tres meses siguientes a la final.
Brasil está demasiado lejos, pero el próximo Mundial es en Rusia, en 2018. Quizá haya que ir ahorrando para acudir a la cita. Para eso, nada mejor que Fintonic, una herramienta que permite crear un reto, un objetivo a alcanzar, introducir la cantidad que se necesita ahorrar, y establecer el tiempo en el que se quiere lograr.