
La banca británica se expone a una nueva crisis de financiación el próximo año, cuando intente refinanciar un volumen de deuda que dobla los fondos captados como media durante los años del boom crediticio, según un analista de Nomura citado por el Telegraph. En total, las entidades necesitarán 390.000 millones de libras (464.000 millones de euros) el próximo año.
De los 390.000 millones de libras que tendrán que captar en 2010, unos 200.000 millones corresponden a títulos de la deuda que vencen y a hipotecas que requieren refinanciación.
Los 190.000 millones de libras restantes consisten en programas gubernamentales de financiación, el Mecanismo de Garantía Crediticia y el Mecanismo de Liquidez Especial, que el Banco de Inglaterra quiere eliminar gradualmente hasta finales del 2012.
De acuerdo con el experto de Nomura, aun cuando los bancos de otros países europeos como Francia o Alemania tendrán sus también problemas de financiación, ninguno se verá obligado a una captar tanto capital como los británicos.
Exigencias de fianciación
"Los bancos del Reino Unido se enfrentan a exigencias de refinanciación muy significativas durante los próximos años conforme vaya venciendo la deuda contraída antes de la crisis crediticia", advirtió Robert Law, de Nomura. En su opinión, "Lloyds y RBS tendrán que acometer importantes reestructuraciones de sus balances".
Además, el experto de Nomura considera que las entidades británicas no pueden desligarse tan rápidamente del apoyo gubernamental, aunque admite que las autoridades no pueden dejar de presionar a las firmas para que se financien en el sector privado.
En su último informe, el Banco de Inglaterra indica que los bancos británicos tendrán que refinanciar entre 750.000 y 800.000 millones de libras (892.500 y 952.000 millones de euros) de aquí a finales de 2012.
Obtener esos nuevos fondos será mucho más difícil en la actual situación, que aunque ha mejorado con respecto a los meses que siguieron inmediatamente a la crisis financiera de finales de 2008, está todavía muy lejos de la situación de crédito fácil del pasado. En particular, bancos e inversores estudiarán los resultados de la prueba de solvencia llevada a cabo por los reguladores europeos, que se anunciarán este viernes en Londres tras el cierre de los mercados.