
Washington, 2 feb (EFE).- El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, anunció hoy que su Gobierno mantendrá la nueva tasa que pretende imponer a los grandes bancos por tanto tiempo como sea necesario para recuperar el dinero usado en el rescate financiero.
El Ejecutivo estadounidense había hablado anteriormente de dejar el impuesto durante 10 años, lo que le rendiría 90.000 millones de dólares, pero Geithner aclaró en una comparecencia en el Congreso que no hay límite fijo para su vencimiento.
"La tasa puede y será extendida hasta que cada dólar de ayuda de los contribuyentes al sistema financiero sea amortizado y el costo del rescate para los contribuyentes sea nulo", afirmó.
En una audiencia ante el Comité de Finanzas del Senado, Geithner estimó que el costo del programa ronda los 100.000 millones de dólares.
Deberán pagar la tasa, según el proyecto de la Casa Blanca, las entidades con activos de más de 50.000 millones de dólares, que son las que más se han beneficiado del programa de rescate financiero, dotado con 700.000 millones de dólares, explicó el secretario del Tesoro.
Para que el proyecto entre en vigor, la Casa Blanca requiere de la aprobación del Congreso, donde los legisladores republicanos en particular han criticado la propuesta.
El senador John Kyl se quejó en la audiencia de hoy de que algunos de los bancos que tendrán que abonar el nuevo impuesto no recibieron ayuda pública y que, en cambio, empresas como General Motors y AIG, que sí la aceptaron y aún no la han devuelto, no deberán hacerlo.
Geithner explicó que toda la banca se benefició de las garantías públicas y que la tasa es una forma de recuperar el dinero gastado.
También negó que vaya a restringir el crédito y sugirió que los bancos hagan una reducción "modesta" de las bonificaciones que pagan a sus ejecutivos para absorber el nuevo costo.
"Queremos garantizar que en el futuro los contribuyentes no estén obligados a salvar a las grandes instituciones financieras de las consecuencias de sus errores", afirmó.
En la audiencia, Geithner defendió la propuesta presupuestaria que presentó el lunes la Casa Blanca, que pretende reducir el déficit desde el 10,6 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) que se registrará en el año fiscal 2010 al 8,3 por ciento en el ejercicio siguiente.
"Aunque el apoyo del Gobierno a la economía es esencial ahora, no podemos dejar que los déficits y la deuda futuros sigan creciendo más rápidamente que la economía sin que perjudiquen a la inversión y el crecimiento", dijo.
Algunos demócratas han criticado que el Ejecutivo ponga el pie en el freno cuando la recuperación aún es frágil, pero el secretario dijo que Estados Unidos no puede pedir dinero prestado del resto del mundo por un tiempo ilimitado.
"Nuestros déficits son alarmantemente altos", reconoció Geithner, quien sostuvo que, según el plan presupuestario, Estados Unidos comenzará a reducirlos en el cuarto trimestre de este año.
Por su parte, los republicanos le criticaron por no hacer más para bajar los desembolsos públicos y en su lugar confiar en subidas de impuestos.
"El gasto en su trayectoria actual es insostenible", se quejó Charles Grassley, el republicano de mayor rango del comité.
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