
Las pymes pueden acabar siendo la grandes damnificadas si el impuesto extraordinario de la banca se convierte en permanente. Un análisis del Instituto Español de Analistas considera que sería "especialmente lesivo" para ellas al no tener en consideración las provisiones, que en el caso del crédito para las compañías más pequeñas es particularmente oneroso.
El tributo aplica un gravamen del 4,8% en los ingresos generados vía margen de intereses y comisiones, en lugar del beneficio final, de forma que no tiene en consideración las provisiones que la banca pueda efectuar por la evolución de la financiación y la calidad de los activos.
Un riesgo de penalizar la financiación a pymes es que introduzca el incentivo a otorgar más préstamos en otras modalidades o a empresas más grandes, en detrimento del grueso del tejido productivo nacional.
El Instituto Español de Analistas, asociación que agrupa a 1.400 profesionales del análisis, avisa en su estudio precisamente del riesgo de que se desincentive la inversión y la innovación en el sector bancario, al reducir la capacidad de crecimiento orgánico del capital y dificultar la concesión de crédito, especialmente en tiempos de mayor incertidumbre económica.
En la nota emitida con la difusión del estudio advierte de que la situación fiscal de España, al igual que la de otras grandes economías de la UE, "es frágil" y en este contexto "es especialmente importante mantener la ortodoxia fiscal y evitar las medidas que expulsen al capital porque contravengan principios básicos de inversión, reduzcan la visibilidad o alimenten la desconfianza".
"Cualquier distorsión o discriminación fiscal debilita el atractivo de un sector poniendo en riesgo su capacidad de atraer capital para crecer e innovar. Una fiscalidad mal planteada puede tener consecuencias difíciles de valorar en amplitud y profundidad", alerta en su comunicado.
El Instituto Español de Analistas defiende que toda regulación y en especial las medidas fiscales "debieran tener en cuenta los conceptos de rentabilidad y riesgo y no debieran penalizar el tamaño o la buena evolución de los beneficios". En el caso de la banca recuerda que su negocio es cíclico "y los riesgos que lo acompañan son muy considerables", algo que debería tener en consideración cualquier medida fiscal que pretenda aplicarse.
Para evitar problemas indeseables, aconseja en caso de que se perpertúe que tengan en consideración las recomendaciones del Banco de España, el BCE y el FMI "sobre la conveniencia de que el gravamen tenga en cuenta el impacto del ciclo económico y el coste del riesgo".