La banca española sigue aligerando sus balances de activos tóxicos. Así, de acuerdo con un estudio de Atlas Insight Assets Management, las entidades nacionales se desprendieron de este tipo de activos por valor de 16.456 millones de euros en 2022 a través de 47 operaciones. Esta cifra supone un 70% más respecto a las carteras transaccionadas en 2021 y recuperar unos volúmenes prepandemia.
De acuerdo con los mismos datos, la banca todavía cuenta con un stock para vender de 63.699 millones de euros, según el mismo informe, que señala que Santander, CaixaBank, Gescobro y BBVA son las cuatro entidades que lideran la venta de carteras.
La banca habría decidido sacar de sus balances estas carteras por, según esta documentación, España se sitúa en el cuarto puesto de Europa con un mayor ratio de préstamos fallidos o dudosos de cobro (non performing loans o NPLs) frente a la media europea del 2,5%.
En los últimos tres años, la desinversión de activos tóxicos alcanza los 34.040 millones de euros. La entidad que más activos tóxicos ha sacado de balance ha sido el Banco Santander, con 7.178 millones de euros, seguida de CaixaBank con 5.229 millones y Sareb con 3.500 millones. Por su parte, encabezan la compra de activos Intrum, con 3.560 millones de euros, Procobro, con 3.300 millones, y Axactor, con 2.692 millones de euros, según lo recogido en el informe.
Para el primer semestre de 2023, la banca espera cerrar transacciones por valor de prácticamente 1.000 millones de euros ya puestos en el mercado. De cara al segundo semestre, se mantiene la desinversión esperando para el cierre del ejercicio unos 24 movimientos, tanto de NPLs como de RPLs (créditos performing) y REOs (de real estate) por un valor de alrededor de 4.300 millones.