
Tras la reducción de las redes bancarias es necesario facilitar el acceso al efectivo sin costosas inversiones, aprovechando nuestra red más extensa y próxima a los ciudadanos como son los comercios, según afirma Topii en un informe.
En los últimos 15 años la banca se ha enfrentado a crisis inmobiliarias, de liquidez y entornos de tipos negativos, a las que ha sobrevivido migrando la relación con sus clientes al mundo digital y reduciendo el número de sucursales. En este periodo se han cerrado más de la mitad de las oficinas bancarias y la cuarta parte de los cajeros automáticos, siguiendo necesarios criterios de rentabilidad.
Una consecuencia de esta transformación es que el 55% de municipios españoles (1,6 millones de personas) no tienen acceso al efectivo. Soluciones alternativas, como ofibuses o acuerdos con otros operadores, tienen un alcance limitado por cobertura o coste.
Existen soluciones, muy arraigadas en países de nuestro entorno, basadas en la entrega de efectivo en los comercios, ya sea directamente o como parte de una compra. Estas soluciones tienen claras ventajas, tanto en costes como en cobertura, frente a la instalación de cajeros en poblaciones en que ya han sido deficitarios. En España ya existen fórmulas similares, pero todavía con alcance todavía limitado, detalla el informe.
De hecho, la propia Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) señala la necesidad de adoptar un marco legal que impulse fórmulas como el 'cashback' en comercio y le atribuye un gran potencial para aumentar el acceso al efectivo.
Actualmente hay 4.400 municipios (el 55%) en los que viven 1,6 millones de personas sin oficina bancaria. La situación es especialmente llamativa en Castilla y León, donde el 80% de los municipios no tienen ninguna oficina. En muchos casos la sucursal más cercana se encuentra a 12 kilómetros del pueblo.
Según datos del BCE y Eurostat, en España, esta reducción de oficinas ha supuesto que el número de las mismas por habitantes haya pasado de tener 96 oficinas por cada 100.000 habitantes en 2009 a 47 en 2020. Esto supone que cada una de ellas tiene asignados el doble de clientes de los que tenía hace pocos años.
De forma paralela al cierre de oficinas, las entidades bancarias han reducido el número de cajeros automáticos. La banca ha reducido el número de estos hasta contar con menos terminales de los que había hace 20 años. Desde 2008, fecha en la que existían 61.714 máquinas, se han retirado 13.633 cajeros automáticos. Según la estadística publicada por el Banco de España, al cierre del tercer trimestre de 2021 existían 48.081 cajeros, lo que supone 1.400 menos que a finales de 2020, y 1.795 menos que en 2002.
Según se detalla en el informe, la explicación de las entidades para esta reducción, al igual que para el cierre de las oficinas y reducción de plantillas, es que se debe a la necesidad de ahorrar costes y ajustar su estructura para obtener rentabilidad.
Llegar a todos por la digitalización
Las aplicaciones a través de la web y móviles de las entidades bancarias permiten a los clientes realizar ellos mismos la mayoría de las operaciones, reduciendo, de manera drástica, el tener que ir físicamente a la sucursal. Sin embargo, esto no es tan sencillo en el caso de las personas mayores que no disponen de los conocimientos digitales necesarios.
Según datos publicados por el Banco de España en septiembre de 2021, hay una media de 1,7 oficinas para atender a cada 1.000 ciudadanos mayores de 60 años. Este dato contrasta con el que existía en 2008 donde la cifra era 4,7 oficinas por cada mil mayores de 60 años.
Existe un problema importante de acceso al efectivo El cierre de oficinas y la reducción del número de cajeros automáticos está provocando un importante problema en numerosos municipios que no tienen ningún punto de acceso a efectivo, como se refleja en el Informe del Banco de España sobre "Infraestructura del efectivo y vulnerabilidad en el acceso al efectivo en España". El informe indica que hay 1.400.000 personas que no tienen un punto de acceso a efectivo. Esta cifra se ha visto incrementada a 1,6 millones de habitantes por los cierres realizados durante 2021.
Y en este punto es cuando, de nuevo, es la innovación la que viene a ayudar. Y ya está empezando a resolver el problema. Aunque las entidades bancarias han desaparecido de los pueblos pequeños, no lo van a hacer establecimientos como supermercados, farmacias, gasolineras, estancos, despachos de lotería... Por pequeño que sea el pueblo siempre dispondrá de un supermercado ¿Y si pudiéramos sacar dinero directamente en el comercio o la farmacia? Esto ya es posible.
Esta operación se denomina 'cashback' o 'cash-in-shop', en función de si se saca dinero a la vez que se realiza una compra, o si solo se saca dinero, sin vincularlo a una compra.
Su uso está muy extendido en países de nuestro entorno, en los que se utiliza desde hace décadas y es un sistema cómodo para el usuario e integrado en sus usos habituales.
El 'cashback' tiene varias ventajas respecto a las iniciativas ya comentadas de acceso al efectivo. La primera de ellas es que la solución no requiere costosas inversiones como las oficinas o los cajeros, porque la infraestructura utilizada es la existente en el comercio. Sólo requiere una aplicación en el móvil, o, como en algunos países cercanos, una tarjeta. La segunda es la cobertura prácticamente universal de los comercios, ya que es difícil encontrar un pueblo que no cuente con bar, tienda, supermercado... y, por último, no depende de las redes bancarias y de comisiones cruzadas entre bancos en función de acuerdos bilaterales, como los cajeros, sino que introduce nuevos jugadores en el mercado, que lo dotan de mayor competencia y por tanto precios más competitivos.
En España ya existen varias redes que facilitan el servicio de 'cashback', alguna de ellas con más de 30.000 puntos de comercio adheridos, y más de 3 millones de clientes bancarios. Su extensión a la industria bancaria y al comercio en general contribuiría de forma eficaz, eficiente y no deficitaria a solucionar el problema del efectivo.
La propia Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), en su "Estudio sobre la retirada de efectivo en cajeros automáticos" (E/CNMC/003/21), tras constatar la reducción sostenida de cajeros automáticos en los últimos quince años, y su impacto en las zonas rurales (55% de municipios y 3% de la población sin servicio de efectivo), señala la necesidad de adoptar un marco legal que impulse fórmulas como el 'cashback' y el 'cash-in-shop', mucho más desarrollados en otros países europeos y con gran potencial para aumentar el acceso al efectivo.