Dijo Guardiola en la previa que al Bayern le faltaban las dos manos. Se equivocaba el genio de Santpedor. Ante el Oporto, a su equipo le faltaron las manos, los pies, la cabeza y el alma. Prueba de ello fue la campanada de la jornada de cuartos de Champions: un 3-1 del Oporto que pone contra las piernas a los bávaros.
Sin trucos de magia ni delicadezas. Con su versión más burocrática y pragmática, el Barcelona ganó a un Almería timorato y resta un partido más de cara al título. Messi, Luis Suárez en dos ocasiones y Bartra dieron a los de Luis Enrique la victoria y mantienen por una jornada más la distancia con el Real Madrid.
A los nueve minutos de partido, el Atlético ya le había marcado dos goles a la Real y se preparaba para una merecida siesta de las de pijama y orinal. Los de Simeone seguirán una jornada más como terceros después de un encuentro sin historia en el que la mejor noticia, además de los tres puntos, fue el escaso esfuerzo para conseguirlos. Con el Real Madrid esperando dentro de una semana, cualquier porción de oxígeno cuenta.
España se llevó un nuevo golpe en el mentón. Otra vez con Holanda, aunque en un escenario diferente y en un contexto de menor competitividad. Pero eso no sirve de mucho. El cuadro de Vicente del Bosque sufre en todos los partidos con un mínimo nivel de exigencia, y lo que es peor, no tiene perfilada una personalidad, una idea perceptible. 'La Roja' es un equipo que deambula sin un carácter propio.
Era un secreto a voces: Diego Pablo Simeone ha renovado con el Atlético de Madrid hasta 2020. Cinco años por delante para que el argentino siga al frente de un equipo que aspira a dar el empujón final para ascender al escalón de Real Madrid y Barcelona. El Cholo es un caso especial en nuestra Liga.
Como en el partido de ida, Leo Messi ofreció una auténtica exhibición en el Camp Nou ante el Manchester City. El argentino recordó a todo el universo futbolístico que, probablemente, sea el mejor jugador del mundo en la actualidad. Y sin necesidad de ver puerta.
La Champions es un torneo que, tradicionalmente, ha sido cruel con el Atlético. Le ha puesto dos veces la miel del éxito tan cerca para quitársela en el último suspiro (la herida de Lisboa aún tiene los puntos puestos) que en torno a la Orejona ha crecido un halo rojiblanco de maldición. Pero contra el Bayer Leverkusen la moneda cayó de cara. Solo después de 210 minutos de eliminatoria, una prórroga y una tanda de penaltis. Poca cosa para un rojiblanco.
De forma inesperada, Florentino Pérez convocaba una rueda de prensa ayer por la mañana. Se barruntaba que el motivo de esta urgencia era una ratificación al cuestionado Carlo Ancelotti. Nos equivocábamos. Fue eso y mucho más: ante los medios, el presidente blanco se puso el uniforme de guerra y dejó tras de sí una densa cortina de humo.
El Real Madrid está en cuartos de Champions, pero sigue absolutamente a oscuras. El partido ante el Schalke, que se imaginaba la cita perfecta para lamerse las heridas, se convirtió en un susto de muerte para los blancos, que se ganaron la pitada del respetable y una nueva derrota que abre más la herida. El doblete de Huntelaar y los goles de Sané y Fuchs estuvieron a punto de ajusticiar al vigente campeón de Europa.
Por segunda vez consecutiva, el Real Madrid tropezó en Liga, privándole del liderato de la Liga BBVA y consolidando al equipo en una crisis clara de juego. Al término del partido ante el Athletic, Carlo Ancelotti apuntaba uno de los males que aquejaban a su plantilla: "El problema no es físico sino en el juego de ataque y que no estamos jugando bien". Sin espacios, los blancos son incapaces de encontrar soluciones.