Los enfermos graves y sus familiares se enfrentan a un intenso sufrimiento emocional, por lo que un grupo de investigadores considera que los médicos deben entablar una 'comunicación compasiva' como parte del proceso de tratamiento y para ello han identificado lo que han llamado "palabras de nunca jamás", que no deben decirse bajo ninguna circunstancia y proporcionan un lenguaje más útil para utilizar en su lugar.