Editorial
Grifols, el laboratorio catalán conocido en España por su claro alineamiento con el independentismo, afronta un importante problema en un mercado sanitario tan fundamental como el estadounidense. Para toda farmacéutica supondría un serio revés ver cómo un medicamente ya plenamente desarrollado se topa con el veto de las autoridades de un país. Eso es precisamente lo que le ocurrió esta semana a Grifols.