SOCIEDAD
La vida de Simón Pérez, un niño de cinco años de edad y quien vive con su mamá, su abuela y sus dos tíos maternos en el barrio San Pedro Bomba del Amparo, en el oriente de Cartagena, no volvió a ser la misma desde marzo pasado, cuando se inició el confinamiento por cuenta del Covid-19: no volvió al jardín y hoy, a cambio, recibe videos pregrabados, sin interacción en tiempo real y con refuerzos de una profesora presencial.