Después de varios "supermartes" casi consecutivos, las primarias estadounidenses se toman un pequeño respiro. Este martes votaron los estados de Arizona y Utah, en ambos partidos, y de Idaho, en el bando demócrata. Los resultados estuvieron divididos, pero dentro de lo esperado y apenas cambian el desarrollo de la competición, con Donald Trump liderando pero con la posibilidad de quedar por debajo de la mayoría absoluta, y Hillary Clinton directa a la victoria pese a los esfuerzos de su rival.

Una semana alocada en Brasil ha dejado al país en una situación extrema: con la presidenta Dilma Rousseff achicharrada políticamente y desautorizada por la justicia, el expresidente Lula da Silva en un limbo jurídico y amenazado por la justicia, manifestaciones a favor y en contra de la mandataria y el antiguo líder sindicalista que dejan un ambiente irrespirable, todo ello en medio de una profunda ingobernabilidad y la amenaza constante de la destitución de la presidenta, cuyos defensores califican de "intento de golpe de Estado". Con una profunda recesión (3,7% de caída del PIB en 2015) y los Juegos Olímpicos a la vuelta de la esquina, Brasil vive sus peores momentos en varias décadas. El futuro del país se juega estos días.

Tras el "segundo supermartes" del 15 de marzo, en el que votaron dos de los Estados más decisivos en las elecciones, Florida y Ohio, las primarias entran ya en su último tramo, con las cartas puestas ya sobre la mesa y un escaso margen de maniobra. Este es un resumen de cómo va la carrera de cada partido, qué queda por elegir y qué opciones tiene cada candidato de llegar victorioso al tramo final.

El verano pasado era una de las figuras a seguir de cerca, junto a los gobernadores Jeb Bush y Scott Walker. El 1 de febrero, tras conseguir un gran resultado en Iowa (tercero, a un punto de Trump y superando todas sus encuestas), era el favorito de las casas de apuestas. A finales de mes ya había conseguido el apoyo del aparato del partido y de líderes oficialistas de todo el país. Apenas han pasado un par de semanas de aquel momento y Marco Rubio se ha convertido en un político amortizado, sin ninguna esperanza de lograr la nominación y del que ya hay cientos de obituarios escritos esperando a que pierda en su casa, Florida, contra Donald Trump el próximo martes. Mientras todo el mundo miraba impaciente al magnate neoyorquino, la burbuja que ha estallado es la de Rubio.

Después de meses prometiendo asaltar Washington, el origen de todos los males que sufre EE.UU., los candidatos republicanos irán hoy a la capital del país a pedir el voto a los 27.000 militantes de su partido residentes allí, una de las más pequeñas minorías demográficas de la ciudad (4% de la población), empatados con los asiáticos.