Presidenta del Triángulo de la Moda
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Siempre que termina un año, es el momento de reflexionar sobre todo lo ocurrido en los últimos meses y, por supuesto, sobre cuál puede ser el camino que seguiremos en el nuevo año que comienza. En el caso del sector textil, aunque el 2022 no ha sido el año de la recuperación que esperábamos, sí que me gustaría destacar la tendencia positiva de los últimos meses. Según el barómetro de ACOTEX, el acumulado anual de las ventas se sitúa en un incremento del 13,5% respecto al año pasado. Una cifra que, aunque quizás se queda corta respecto a lo esperado a principio de año, nos ayudan a afrontar los próximos meses con cierto optimismo.

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La inflación se ha posicionado como una de las principales preocupaciones de los españoles. La subida generalizada de los precios, especialmente los de la cesta de la compra, está reduciendo el poder adquisitivo de las familias de manera significativa.

Los dos últimos años han sido un verdadero reto para todos los sectores. 2020, marcado por la paralización de la actividad económica en todo el mundo, fue el año de la supervivencia. Un año en el que lamentablemente muchas empresas quedaron en el camino, sin poder revertir la situación tan complicada de esos imborrables doce meses.

Desde hace ya varios años la digitalización era una necesidad para el sector mayorista. Aun hoy hay bastantes empresas que siguen trabajando, aunque cueste creerlo, de manera manual. La llegada de la pandemia ha provocado que muchas empresas tengan que realizar una transformación acelerada en su manera de trabajar, implementando rutinas de digitalización en su manera de trabajar.

Hace solo dos semanas que despedíamos 2020, un año fatídico y muy difícil de olvidar, y el 2021 ya nos ha enfrentado, concretamente en el centro de la península, a nueva situación excepcional como es la mayor nevada que se recuerda en los últimos 60 años. La ya más que conocida Filomena, ha dejado una situación de caos con multitud de municipios y ciudades como Madrid completamente colapsados.

Probablemente hay personas que lo desconozcan pero durante años España tuvo una de las industrias textiles más consolidadas. A finales del siglo XIX y principios del XX, el sector textil era la industria moderna que más aportaba al PIB. Cataluña se consolidó por aquel entonces como uno de las principales productoras de tejido textiles tanto a nivel nacional como en el resto de Europa.

Somos muchos los que llevamos tiempo hablando sobre la necesidad de reformar el sector textil. En los últimos años el ritmo de producción se había disparado enormemente. La alta demanda de los consumidores así como los bruscos cambios de temperatura obligaban a las tiendas a cambiar muy rápido las colecciones. La llamada fast fashion es la mayor beneficiada de este modelo de producción, ya que sus costes de producción son muy bajos. Ropa a muy buen precio y que por calidad hay que cambiar cada muy poco tiempo. Así, el consumidor podía cambiar su armario en función de las tendencias y sin desembolsar mucho dinero.

La mayoría de estudios que se han hecho sobre este tema apuntan a que, lamentablemente, las actividades de los seres humanos relacionadas con combustión o forestación, por ejemplo, han sido las principales causas del aumento de temperaturas registrado desde mediados del siglo XX. Sin duda, nuestra inconsciencia sobre el medio ambiente ha ido calando poco a poco y sumándose a un calentamiento global que, por supuesto, ha cambiado nuestras estaciones y afectado a algunos sectores del mundo empresarial.