Alejandro Páez Varela

Han sido semanas duras para Andrés Manuel López Obrador. Aunque tiene un bono alto –según las últimas encuestas–, ha debido enfrentar tormentas masivas. Y lamento decir que muchas de ellas son en vasos con agua. O peor: tormentas provocadas por él mismo. La más fuerte de todas, sin duda, ha sido la rifa del avión presidencial. He hablado ya de eso. Básicamente evidenció improvisación. Pero lamento decir que no sólo allí. El Presidente tiene una crisis de comunicación muy severa. Empieza con lo que él llama “diálogo circular”, en donde encierra su “derecho de réplica”, describe su “mañanera” y también su ejercicio de propaganda.

Alejandro Páez Varela

Andrés Manuel López Obrador es un animal político. No por nada cuando muchos lo daban por herido de muerte dio un brinco hasta la Presidencia de México. Él sabe –y no sé si eso le haga bien– que muchos de sus brincos espectaculares asombran a los que lo tienen cerca. Cuando está acorralado por las hienas y es chita da un brinco y se zafa; cuando es una chiva y lo cercan los chitas, suelta un par de patadas traseras y se libera. Animal político. Lo he escuchado varias veces entre sus colaboradores más cercanos: asombra. Un instinto de conservación brutal, una capacidad para sobreponerse que da envidia.

Alejandro Páez Varela

Hablamos con la Red por los Derechos de la Infancia en Mexico; nos contó que seis millones de armas andan entre civiles –y no entre criminales– porque muchos se han armado desde 2007, cuando Felipe Calderón Hinojosa declaró la guerra. Platicamos sobre La Fábrica del Crimen (Planeta), el libro por medio del cual la periodista Sandra Rodríguez dio seguimiento a varios miembros de la banda Artistas Asesinos, Doblados o Doble A, al servicio de Gente Nueva del Cártel de Sinaloa, todos adolescentes; todos unos jovencitos que se volvieron criminales a sueldo cuando estalló la guerra de Calderón. Describimos lo que había pasado en la última década en Torreón, donde tres grupos criminales se enfrentaron a muerte: Los Zetas, el Cártel de Juárez y el de Sinaloa.

Alejandro Páez Varela

2020 será mejor año que 2019. Así lo proyectan Banxico y Hacienda. El cálculo es que el país crezca, después de un PIB cero. Entonces, ¿por qué el pesimismo de los empresarios? Un poco menos del 60 por ciento piensa que es mal momento para invertir, que es el promedio del año pasado; apenas un 4-5 por ciento cree que es hora de abrirse la cartera. Esto va ligado, por supuesto, a la percepción sobre el entorno económico; para los siguientes seis meses, 20 por ciento piensa que empeorará, un 28 por ciento que mejorará y la gran mayoría está con la idea de que permanecerá igual. Al Gobierno le urge cambiar la percepción, pero no lo hará si no mejora la realidad. Y para mejorarla, no hay de otra: la economía tiene que despegar.

Alejandro Paez

La salida de Evo Morales de México me supo amarga por muchas razones. La primera es que me hizo sentir mezquino. El ex Presidente –derrocado en un golpe de Estado– seguramente leyó toda esa cantidad de insultos que se profirieron en estos días, sobre todo de personajes virales que tienen odio ideológico, odio de clase y/u odio racial, como un Javier Lozano, un Vicente Fox, un Felipe Calderón o una Mariana Gómez del Campo. Muchos, incitados por el odio, lo llamaron "mantenido", "dictador", "paria", "malnacido"; incluso lo llamaron "perro". Seguramente miles de los que lanzaban ofensas no podrían ubicar Bolivia en un mapa pero sí pudieron juntar suficientes palabras para denigrarlo; posiblemente miles de los que le crearon un ambiente hostil jamás se enteraron que ese ex mandatario indígena elevó el nivel de vida de los pobres de su nación y tampoco supieron que mantuvo la economía en un crecimiento envidiable. Nada de eso vale frente a una turba. Lo dicho: la turba no es sabia: lincha, es injusta, se mueve como las jaurías de depredadores. Me sentí mezquino a causa de los otros. Terminé, resignado, aceptando que se fuera: el ambiente de este país, razoné, es de mucho odio. Adiós, Evo. Qué vergüenza el maltrato y ya ni vale la pena tratar de decirle que no todos somos como los energúmenos que lo insultaron.

Tras 1 año en el poder

"He escrito en el pasado que los ciudadanos que votaron por un cambio hicieron historia con Andrés Manuel López Obrador, el primer izquierdista en ser Presidente de México; también he dicho que para que López Obrador haga historia, le faltan 6 años: ya veremos. Pero el falso dilema plantea que millones tomen una decisión ya, ahora mismo: ódialo o ámalo, o te caigo a palos".

Alejandro Páez Varela

Hace poco más de 10 años, cuando Felipe Calderón Hinojosa era Presidente de México, publiqué este texto en las páginas editoriales del diario en el que trabajaba. Se llamaba, como el título que le repito para este mismo texto, "Una oración de preguntas inocentes". Fueron de mis últimos textos en esa sección del periódico. No lo contaré ahora porque no viene al caso, pero después de estos artículos me vi obligado a refugiarme en las páginas de la sección cultural para seguir escribiendo. Se me dijo que mis textos molestaban en Presidencia. Mi director, por supuesto, se fajó para defenderme. Pero como me aferré a publicar lo me daba en gana, tuve que aceptar el costo: me quitaron la columna y me fui a la página cultural. Eventualmente tuvimos que irnos, en grupo, renunciados. Como digo, no viene al caso contarlo a detalle.

Alejandro Páez Varela

Alguien se lo tomó con humor ácido: ¿Organizan un golpe de Estado y no invitan? Un economista reconocido lo consideró una locura: "ya lo perdimos", escribió. Muchos se quedaron pensando qué había en el fondo del mensaje y otros compartieron preocupación. Un "golpe de Estado" no es cualquier cosa. La cita a Francisco I. Madero evoca el costo: los muertos; empezando por él, por el Presidente; y luego todos los que murieron en los años por venir, los de la revuelta armada.

Alejandro Páez Varela

América Latina fue empujado al neoliberalismo más ortodoxo como pocas otras regiones del mundo. Al tiempo que Europa caminaba hacia una economía de bienestar social, millones de individuos de este lado del Atlántico fueron conducidos durante tres décadas por una supercarretera de un sólo sentido, con señalamientos fijados por Banco Mundial y FMI, que prometía adelgazar los estados nacionales, sanear las finanzas públicas, generar riqueza y repartir el bienestar. No pasó. Fuimos engañados. Ahora la frustración se ha convertido en desesperanza y algunos, como Chile o Haití, lo han expresado en las calles y con disturbios y otros, como México y Argentina, se han dado la oportunidad de provocar un cambio político desde las urnas. Centroamérica es un rosario de gobiernos viejos y nuevos pero está igualmente demolido por estos años de depredación. Lo demuestra la migración inédita. El cambio tiene resistencias, como en Brasil, pero Jair Bolsonaro no tiene nada qué ofrecer a estas alturas sino más ruina, y eso será advertido por los votantes pronto, ojalá, antes de que el desencanto se les transforme en algo más.

Alejandro Páez Varela

El agregado de Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta a su resbalón de días previos, cuando dijo que a Rafael Moreno Valle y a Martha Érika Alonso “los castigó Dios” y por eso se mataron, es, por decir lo menos, una patanería. Pedir que lo “esperen sentados” porque no se va a disculpar tiene una fuerte dosis de insolencia e insensibilidad. Hay también un “lero-lero”, un afán de venganza que denota inmadurez y no refleja, por supuesto, una actitud de Gobernador.